Año 7 / Edición XLIV / Argentina / 25-10-2021 / ISSN 2422-7226
Por el Equipo Editor del Observador Central
El 23 de Octubre de 1951 nace Carlos Alberto García Moreno, mejor conocido por su nombre artístico Charly García.A la temprana edad de cuatro años ya tocaba el piano y a los doce recibió el diploma de concertista de música clásica, lo que da cuenta de su extraordinario talento para la música.
Nació en una familia de clase alta de Caballito y a muy temprana edad demostró ser un prodigio musical. A los dos años aprendió a tocar una citarina «de oído» y al poco tiempo descubrió el piano, un instrumento que lo acompañó a lo largo de su vida.
Lejos de desanimarlo, sus padres Carmen Moreno y Carlos Jaime García Lange, lo incentivaron para que explotara sus habilidades, que acompañadas por su oído absoluto lo hacían resaltar entre sus pares.
Pero cuando una tarde de 1955 los padres regresaron de aquel viaje por Europa descubrieron que el niño presentaba una serie de manchas blancas en el lado derecho de su cara. Recorrieron clínicas y hospitales buscando el diagnóstico preciso y lo sometieron a tratamientos con iodo para curarlo. Los días de desarraigo materno le habían provocado una crisis nerviosa que derivó en un problema de pigmentación en la piel conocido como vitíligo, que años después daría origen a su característico bigote bicolor.
En 1959, Argentina atravesaba un proceso económico inflacionario cuando algunos desaciertos financieros de Carlos García Lange ocasionaron el cierre definitivo de la fábrica de muebles de fórmica y la posterior pérdida de todas las propiedades familiares. A la venta de la quinta de Paso del Rey y la casa de Caballito, se sumó la necesidad de que Carmen comenzara a trabajar como productora en dos programas de radio dedicados al folclore y al tango. El nuevo hogar de los García Moreno, un departamento modesto que alquilaron en Darregueyra y Paraguay, se convirtió en un punto de encuentro de artistas y músicos como Eduardo Falú –que era vecino del barrio–, Mercedes Sosa, Atilio Stampone, Polo Giménez y Ariel Ramírez, donde las reuniones finalizaban con guitarreadas en las que, en algún momento de la noche, Carmen le pedía a Carlitos que tocara el piano con los ojos cerrados o de espalda.
Con mucha dedicación, en 1964 se recibió de profesor de piano, teoría y solfeo en el conservatorio Thibaud Piazzini. Y aunque durante gran parte de su vida había elegido la música clásica y se sentía alejado de lo popular, con la aparición de The Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan y The Who, entre otros artistas, fue cambiando de parecer. A tal punto que terminó siendo una pieza fundamental del rock en la Argentina.
A pesar de que su profesora lo había entrenado y disciplinado para ser concertista, con la aparición de los Beatles se dio cuenta de que podía componer canciones basadas en la armonía de la música clásica, pero básicamente mucho más divertidas. Los Beatles eran lo que, sin saberlo, había querido ser desde un principio.
Su primera banda, The Walk Spanish, la formó durante su adolescencia. Y en la escuela secundaria conoció a Nito Mestre, quien también tenía una enorme vocación de artista, y junto crearon Sui Generis. Pero cuando empezaron a hacer sus primeras presentaciones, García fue convocado para hacer el servicio militar obligatorio y a pesar de que su madre quiso usar sus influencias para resguardarlo, logró evadir su deber por sus propios medios, ya que lo diagnosticaron como bipolar con personalidad esquizoide luego de hacerle una broma pesada a los oficiales.
Poco después formó PorSuiGieco, grupo de efímera vida que no llegó a editar ningún disco. Y más tarde, en ese mismo año de 1975, lo intentó con otra nueva banda, La máquina de hacer pájaros, grupo que lanzó al mercado dos discos: La máquina de hacer pájaros y Películas, en los años 1976 y 1977, respectivamente.
Finalmente en 1977 decidió dejar la banda y formar Seru Giran, con David Lebón -con quien escribía la mayoría de las letras-, Pedro Aznar y Oscar Moro. Al principio no fue fácil que el público le diera el visto nuevo pero con «La grasa de las capitales», el segundo disco de estudio, comenzó a cambiar su suerte. Para colmo, en el periodo más oscuro de la historia nacional, Charly se las ingeniaba para contar lo que estaba pasando a través de sus canciones, desafiando a la censura con perspicacia e inteligencia, como lo hizo con «Canción de Alicia en el país». «Tener un enemigo me hizo ser inteligente, fue un desafío para pensar más y encontrar la forma de decir lo que quería decir», explicó décadas más tarde.
La Grasa de las Capitales representó un relanzamiento de la banda tras meses de una difícil relación con el público que reclamaba mayor compromiso social en sus letras. El tema homónimo que abre el álbum, recuerda a las notables composiciones de La Máquina, pero con un mensaje contundente: «¡NO SE BANCA MÁS!«.
El clima oscuro y lúgubre que mantiene el álbum durante sus 9 tracks, reflejan a la perfección la atmósfera de paranoia, miedo y angustia que gran parte de los argentinos y argentinas vivían a diario bajo el régimen militar.
Viernes 3 AM -una pieza fundamental en el cancionero de García- estaba en la lista de «canciones prohibidas» y fue censurada en la radio durante los años del gobierno de facto.
Sin embargo, ni el terrorismo de estado, la represión o la violencia institucional de aquellos años pudieron parar a la superbanda que se consagraría como uno de los puntos más altos de la música nacional con dos exitosos álbumes más (Bicicleta en 1980 y Peperina en 1981).
Durante los años en los que la última dictadura militar desplegó su aparato represor al mando del Estado, las expresiones culturales populares fueron controladas, perseguidas y censuradas sistemáticamente. Y tanto quienes la producían como quienes la consumían, fueron víctimas de ello. Se prohibieron discos, se confeccionaron listas negras de artistas y de canciones, se realizaron detenciones ilegales en los recitales y muchos debieron refugiarse en el exilio como única alternativa para sobrevivir.
Tras la Guerra de Malvinas en 1982, el gobierno de facto, en aquel entonces con Leopoldo Galtieri al frente, entró en su etapa de decadencia y no tuvo más opción que comenzar una transición que finalizó, en 1983, con el regreso de la democracia. Y la recuperación de las libertades y de los derechos devino en la posibilidad de producir nuevos contenidos culturales.
En ese contexto, Charly García dio inicio a su carrera solista con dos álbumes que retratan las problemáticas que se vivían en aquel momento histórico: Yendo de la cama al living (1982) y Clics Modernos (1983). Ambas obras no sólo dieron inicio a una nueva etapa del rock argentino, en el que cambiaron la estética, la lírica y los ritmos, sino que también construyeron sentidos a través de la crítica, de la melancolía y de la conciencia histórica, atravesadas por el pasado inmediato. Allí, García plasmó la realidad cargada de miedos, de oscuridad y de opresión que azotaba a los sectores ligados a los campos populares de la sociedad argentina.
Charly nos viene contando la historia desde la época de Sui Generis con discos como `Pequeñas anécdotas de las instituciones´ o `Confesiones de invierno´, en donde hay temas muy explícitamente políticos que hablan de la censura, la mediocridad o situaciones que tienen que ver con lo que estaba pasando. Letras muy comprometidas y muy narrativas de lo que estaba sucediendo
Esto permite el estudio de expresiones políticas o culturales de cada momento de la historia, de la misma manera en que lo habilitan sus letras. Probablemente no sea casual que uno de sus mayores momentos creativos se haya dado cuando el país recuperó la democracia y la esperanza se apoderó de los argentinos.
En 1991, de nuevo con Pedro Aznar, grabó Tango 4, y un año más tarde volvieron a reunirse los integrantes de Serú Girán, reencuentro del que nació Serú Girán ´92. En 1994 compuso una ópera-rock llamada La hija de la lágrima. Un año más tarde volvió a la carga con Estaba en llamas cuando me acosté y, en ese mismo año, grabó un unplugged para la MTV. Este disco marcó el fin de otra etapa en la vida del prolífico músico argentino.
En 1996 editó Say no more, que fue lanzado al mercado desde su propio sello discográfico, también llamado Say no more. El siguiente lanzamiento de la compañía discográfica de García fue un proyecto llamado Constant Concept, en el cual Mercedes Sosa interpretaba canciones del propio Charly García. En 2004 recibió el premio Latino de Honor de la Academia de la Música argentina.
En los primeros años democráticos, Charly también habló de la nueva situación política, pero sin dejar de señalar la mediocridad del medio pelo argentino en canciones como «Bancate ese defecto». En la debacle neoliberal puso su propio cuerpo como símbolo de los tiempos que corrían y, cuando en 2001 todo estalló, lanzó un disco atravesado por el concepto de «El aguante», manifestado incluso desde el título.
Su última producción hasta el momento, «Random», de 2017, también pintó desde la autorreferencialidad un cuadro de situación en el que subyacen la post-verdad y el predominio de lo virtual, entre otras cuestiones. Mientras tanto, nos recordó que él, que nació «para mirar lo que pocos quieren ver», sigue siendo el portador de «La máquina de hacer feliz».
Genial, polémico, lúcido y, en muchos pasajes de su trayectoria, adelantado a su época, Charly García, el hombre de oído absoluto que siempre supo reinventarse, marcó la historia del rock argentino y devino en un pilar de la cultura nacional a partir de una obra rica e influyente.