Año 7 / Edición XLVII / Argentina / 15-11-2021 / ISSN 2422-7226
Por el Equipo Editor del Observador Central
En el Mes de la Agroecología se busca visibilizar esta filosofía de vida que se presenta como opción viable para cuidar el medio ambiente y a nuestro planeta.
La agroecología ha ido ganando lugar en el mundo y en el país, es así que en el marco del Mes de la Agroecología —iniciativa llevada a cabo por la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología), la DNAE (Dirección Nacional de Agroecología) y la SAAE (Sociedad Argentina de Agroecología)—, que se celebra desde el 20 de octubre al 20 de noviembre en el país, se intenta destacar los beneficios de la misma y conocer qué conlleva.
Pero ¿qué es la agroecología? Según la definición brindada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura: “La agroecología es una disciplina científica (estudia cómo los diferentes componentes del agroecosistema interactúan), un conjunto de prácticas (busca sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción) y un movimiento social”, es decir, el estudio de los procesos ecológicos aplicados a la producción agrícola. O, en una explicación más sencilla, aplicar los principios de la ecología —preservación del medio ambiente y todo lo que lo incluye— a la agricultura para conseguir alimentos más saludables y, a su vez, conservar los recursos naturales y la biodiversidad. Sin embargo, es importante recalcar que no se cierra únicamente en la agricultura y logra ser una filosofía de vida.
La alimentación es algo primordial en la vida de cualquier ser humano y una alimentación saludable es la clave para una mejor vida, sin embargo, la actual industria alimenticia depende cada vez más de pesticidas e insumos químicos que no solo son nocivos para la salud, sino que también contaminan el ambiente y el agua. Es por esto que aplicar la agroecológica permitiría crear un sistema alimentario más sano y nutritivo, que inevitablemente mejoría la salud mediante dietas más diversas y reduciría las intoxicaciones y enfermedades por la utilización de plaguicidas; además, al no utilizar químicos, se conservaría la biodiversidad y los recursos naturales.
Dentro de los principales beneficios que conlleva este movimiento, también se encuentra la posibilidad de mitigar el cambio climático, reduciendo las emisiones, reciclando los recursos y priorizando las cadenas de suministro locales. De igual manera, sitúa en el rol principal a los pequeños productores, permitiendo que quienes llevan a cargo la actividad puedan adaptar las técnicas a su área local y a sus condiciones sociales, ambientales y económicas, dejando de depender de insumos externos y estacionales. Asimismo, mediante la venta directa a los mercados locales, generan un doble beneficio entre productores y consumidores, originando un modelo económico rural más justo.
En nuestro país existen diversas instituciones que velan por esta filosofía de vida, siendo una política de Estado por medio de la Dirección Nacional de Agroecología, de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional. Creada y oficializada este año, busca generar políticas y proyectos que promuevan la agroecología, además de un plan para implementarla en distintas zonas del país. De igual manera, antes de ser oficializada, las directivas comenzaron a esbozar un proyecto de Ley de Fomento a la Agroecología, en el cual se promueve «la adopción de buenas prácticas para la producción agroecológica a nivel municipal, provincial y nacional«.
La agroecología busca mejorar la calidad de vida y sustentabilidad de nuestro sistema agricultor, vital para algo tan esencial como lo es la alimentación, además de ser una gran opción para cuidar nuestro medio ambiente y nuestro planeta, el cual viene sufriendo en los últimos tiempos. Esta filosofía de vida ya es un hecho en el mundo y en el país, por lo que año a año serán más los productores y las medidas políticas que tratarán de llevarla a cabo.