Puerto Deseado, 11/08/2014. Productores emprendedores en Puerto Deseado, entusiastas de su trabajo, con una fusión de pasión y profesionalismo, apuestan a la Patagonia para desarrollar sus negocios.
Mejorar la calidad de vida en las poblaciones rurales, aumentar la productividad de los sectores económicos, impulsar acciones que incorporen tecnología, incrementar la rentabilidad y la productividad del negocio; deben ser los componentes del nuevo paradigma de desarrollo de la actividad ganadera en la Patagonia.
Así lo entienden Alejandro Tirachini zootecnista y productor ganadero y Flavio Figueroa contador, productor de raza merino y poll merino, ambos de Puerto Deseado, entusiastas de su trabajo, con una mezcla de tradición, pasión y profesionalismo en sus diversos espacios ganaderos de esta microeconomía regional.
Alejandro Tirachini propietario de la Estancia La Chaira, la necesidad para subsistir hizo que sumara valor agregado a la materia prima que producen sus campos, se ocupa de que su lana llegue al cliente final sin intermediarios. Su objetivo final es terminar los productos textiles en Puerto Deseado y abastecer al mercado interno y a la exportación con productos de alta calidad. Su marca Koshkil se lanza al mundo (Chile, Brasil, Colombia, Perú, Alemania y Rusia)desde Puerto Deseado, a través de prendas diseñadas y confeccionadas en Argentina con la materia prima de sus campos.
Flavio Figueroa contador, genetista y propietario de Cabaña Cabo Blanco, desde la década del 1920 aproximadamente su abuelo ya comparaba genética en la Sociedad Rural en Puerto Deseado, para El Chara que era la estancia que pobló su bisabuelo en la Zona de Cabo Blanco y que hoy Flavio continúa gerenciando. Desde su emprendimiento busca mejorar la calidad genética real en las majadas de Argentina, es decir mejorar la calidad de todos los productores que compran la genética que introduce desde su establecimiento. Cuenta con dos programas de mejora genética (provino básico y avanzado).
Estos emprendedores tienen algo en común, visualizaron un objetivo, los fortalecieron los obstáculos de la región, asumieron los riesgos que genera cualquier emprendimiento pero con la convicción de sus potencialidades, de su experiencia, de sus capacidades y las de sus equipos de colaboradores, buscaron el cambio y la explotación de nuevas oportunidades, apoyándose en la innovación y en la excelencia de sus productos y servicios.
Si la actividad agropecuaria crece, crece la inversión, crecen las oportunidades de empleo directo e indirecto, mejora la calidad de vida de sus habitantes, así la agricultura, el desarrollo rural y ganadero deben estar en las agendas del futuro de gobiernos locales y nacionales.
Acciones como la incorporación de tecnologías, el apoyo de organismos estatales, el acompañamiento de programas nacionales y regionales, definiciones políticas para promover el desarrollo de las economías regionales, evaluación de las necesidades de los mercados externos, harán que estos productores entusiastas y emprendedores como tantos otros que seguramente se replican en nuestra Patagonia y en nuestro País, repliquen un modelo exportador que permitirá un crecimiento económico basado en la competitividad empresarial, mejorará la producción, su posicionamiento y con ello su rentabilidad, generando nuevas oportunidades locales y regionales con fructuosos escenarios para estas economías que hoy emergen una vez más.