Caleta Olivia, 06/10/14. Una vez más el Centro Cultural de Caleta Olivia se vistió de gala el pasado 26 de Septiembre para recibir a Estela Barnes de Carlotto. La Presidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, invitada especial por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral dio “Cátedra” sobre “Derechos Humanos e Identidad” a un auditorio colmado de jóvenes y estudiantes de la localidad, actores del sistema educativo y sociedad en general, así como también a representantes del sector político local-regional.
Una tarde mágica
En las palabras de muchos de los presentes, la “tarde se hizo mágica”; es que a pesar de la espera, escuchar a la referente histórica de Abuelas de Plaza de Mayo fue un acontecimiento muy particular, que a lo mejor para los ciudadanos más citadinos, puede resultar algo casual, pero que para el hombre común, de pueblo, este tipo de acontecimientos es de los que nunca pasan desapercibidos y que en nuestras pequeñas comunidades dan mucho que hablar, a veces hasta por largo tiempo.
Las abuelas a pesar de haber tenido presencia en nuestra universidad desde la creación de la Agrupación Universitaria 10 de Septiembre liderada por Carmen Vitta, pudo recién este año concretar el pasado 26 de Septiembre la visita de Carlotto. Nadie imaginó que saldría a la luz la recuperación del Nieto 114, con orígenes en tierra patagónica. Lo que hizo que este encuentro tuviera un matiz diferente. De esta manera, expresó Carlotto en su Conferencia con respecto al padre de su nieto… haciendo referencia a “Puño” Montoya: “…lo sentí cerca porque…. ha sido uno de los 30.000 compañeros que dieron la vida para que hoy podamos estar acá… hablando en democracia, la más larga de nuestra historia, mi homenaje, mi emoción, mi cariño, y mi respeto por él, por su familia y por todos ustedes, así que gracias a ustedes también por estar acá… Ustedes saben que yo llevo una larga historia de lucha, 37 años, sería imposible de relatarla, de contarla, porque son muchos años, muchos días, muchos instantes… éramos más jóvenes y realmente planificábamos otra vida, teníamos un proyecto distinto, principalmente estar la familia completa, disfrutar los nietos y hacer en general lo que corresponde por la edad que tengo, una vida un poco más tranquila, disfrutando la familia (no el sillón y el rodete como era antes porque no es mi espíritu ese) pero si una situación sin este dolor enorme que arrastro desde hace tantos años”.
“Yo nací en 1930, nací con dictadura, me crie con dictadura y soportamos hasta el 24 de marzo del ´76 dictaduras, todas dejaron algo malo, porque ninguno de estos personajes uniformados o civiles cómplices venían para hacer el bien al pueblo, para ayudarlo para que viva mejor, para que no exista la pobreza para que hubiera trabajo para todos, vivienda, salud atendida, bienestar, ocio, diversión, todo eso que merece la dignidad de cada familia en nuestro país, vinieron siempre a quitarnos, a enriquecerse unos pocos a costa de la pobreza de la mayoría. Esta última, que la llamamos claramente cívico militar, porque los civiles estuvieron golpeando los cuarteles siempre, esta vez más, esta dictadura trajo un proyecto siniestro … nosotros los que nacimos en esa época vivimos las dictaduras hasta que nos tocó esta, nunca tuvimos el miedo de que a nuestros hijos les pasara algo …”
El sabio consejo de la abuela
Los jóvenes deben estudiar, no pueden ser perseguidos por pensar diferente. El mensaje que Estela transmitía consistía en concientizar a las jóvenes generaciones acerca de un pasado feroz, su lucha demuestra con hechos que persigue una misma verdad: “Que no se repita”, se trata de que las personas nunca sean víctimas de violencia alguna por pensar diferente, en este sentido si bien ella se dirigió principalmente a la juventud, más de un adulto allí presente con seguridad se hizo cargo del mensaje: “abrazarnos, aunque pensemos diferente”. A los jóvenes allí presentes aconsejó: “Estudia mucho, busca trabajar en lo que te guste, es mi consejo de abuela”. Estela relató el momento que vio a su hija Laura por última vez, le dijo “…ándate del país porque te van a matar”, y la contundente respuesta de su hija quedo grabada a fuego para siempre: “Mamá todos tenemos un proyecto de vida, vamos a morir miles: pero no va a ser en vano… y a partir de estas palabras de mi hija Laura, lo único que pudimos hacer con mi esposo, fue cuidarla, cuidarla lo más que pudiéramos”.
Como muchos de los presentes, no pude evitar estremecerme, un instante donde casi conteniendo la respiración, note entre los presentes a Don Rivarola, un vecino de nuestra ciudad que sufrió en carne propia la violencia de la dictadura, una sensación de algo de injusticia recorrió mi mente, ¿Cómo no escuchamos su voz estando él tan presente?…. quedó como tarea pendiente, desde mi desvelo conocer algo más de su historia, esa que se sufre entre el silencio y la soledad en nuestra lejana Patagonia.
Estela Barnes de Carlotto declarada por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral como Doctora Honoris Causa nos dejó una clase magistral sobre derechos humanos, relatada en primera persona con humildad y precisión que tantos años de lucha le han dado: “Gracias Estela”, es que tal y como menciono un funcionario en su presentación, “Santa Cruz no fue una Isla, sufrió la dictadura”. Gracias de nuevo Estela: como bien dijiste: “Siempre usamos bastón, pero nunca nos arrodillamos: NUNCA”
Es mentira que hoy pueda escuchar tu voz
Prometieron un instante mágico, y cumplieron. En ese inicio con guitarra y violín, auspiciaron una charla amena de una “Gran abuela” para toda una generación de jóvenes patagónicos esperanzados en oír su voz. Estela de Carlotto se despidió del escenario expresando un sentido mensaje de felicidad y paz: “me voy impregnada del aire de Santa Cruz, ya casi me siento parte, me han dado alimento para mi alma, casi con más juventud me voy…” En esa frase me detengo, Estela la abuela del dolor, se lleva juventud, me detengo a pensar que quizás nosotros pudiéramos quedarnos con esa sabiduría enorme de empezar a pensar que podemos abrazarnos todavía, respetarnos, así pensemos distinto, y más tratando de la casa de enseñanza y producción de conocimientos, como dijo Estela no ejercer ningún tipo de violencia por pensar diferente.
Las luces del escenario se apagaron, la multitud comenzó la desconcentración. Entre los presentes de forma anónima pero encendida se escuchó: “30.000 desaparecidos: PRESENTES: HOY Y SIEMPRE”.
Por Melva Rodríguez para Observador Central