En una edición anterior del Observador Central iniciamos un proceso de reflexión acerca del significado social del trabajo en comunidades petroleras. En esta oportunidad les presentamos una destacada producción dónde nos preguntamos ¿Qué ocurrió con esa generación de trabajadores ex – ypefianos a casi dos décadas de las privatizaciones de la empresa estatal YPF ?, este artículo intenta presentar una tesis del devenir de esta generación en la presente década, donde a partir de un pormenorizado trabajo de campo, se establecieron algunas líneas de reflexión acerca de cómo el proceso de conformación de una ‘identidad ypefiana’ se ha construido, resistido y permanecido intacto a través del tiempo hecho cuerpo a través de las trayectorias laborales de sus trabajadores en un contexto de pos- neoprogresista.
(Año 1 /Edición Nro. 18 /03 de Noviembre 2014/Caleta Olivia) La privatización neoliberal de YPF en el año 1992 dió origen a una multiplicidad de situaciones sociales e individuales en las trayectorias laborales de sus trabajadores. Ya se trate de aquellos trabajadores que contaban con muchos años de antigüedad en la empresa, que se vieron afectados por el “retiro voluntario” al que fueron compelidos, como de quienes, pertenecientes a la siguiente generación y con menos años de antigüedad en la empresa, vieron en la privatización una oportunidad para iniciar actividades laborales independientes, aprovechando sus saberes adquiridos en la empresa estatal, ahora puestos en juego en el marco de “los emprendimientos” como “empresarios” que prestaban servicios a la nueva empresa privatizada REPSOL –YPF. En paralelo, una selecta minoría provenientes de la YPF estatal, seguía perteneciendo, formando parte del plantel laboral de la YPF privatizada.
La reestatización de YPF por parte del Estado Nacional en el marco de una política de nacionalismo popular de corte neoprogresista en el año 2012 y la actualidad de la empresa, no han generado modificaciones sustanciales en las trayectorias laborales de los ex trabajadores de YPF que han sido desvinculados con la privatización en el espacio territorial de la Cuenca del Golfo San Jorge.
En el transcurrir de estos 20 años desde la privatización, surge una pregunta respecto a ¿qué ocurrió con esta generación de trabajadores? Se trata de un conjunto de trabajadores adultos varones, en su mayoría jefes de familia, que al momento de la desvinculación con la empresa rondaban los 50 años de vida, con entre 20 y 30 años de experiencia laboral en el mundo petrolero y que han transcurrido los últimos 20 años de su vida entre diversas experiencias: un grupo minúsculo realizando experiencias activas de reivindicación de sus derechos, y la mayoría, a la expectativa de que “algo ocurra” y que altere su nueva realidad laboral y personal. Veinte años que en la vida normal de las personas deberían haber transcurrido entre la experiencia laboral y el retiro no traumático al mundo pasivo.
Además de recordar el pasado y el estilo de vida ypefiano de la empresa estatal, los participantes de las agrupaciones de ex agentes de YPF también reflexionan acerca de cómo ha sido su comportamiento social en los años 2010 y siguientes, cuando han pasado casi veinte años de la privatización y de sus primeros accionares colectivos organizados a fines de los años ’90. Los ex agentes contrastan la actitud pasiva que tuvieron en el momento de la privatización, poniendo en valor incluso las manifestaciones de luchas por los derechos laborales llevadas adelante por otros colectivos de trabajadores (En Caleta Olivia existieron numerosos conflictos laborales protagonizados por maestros, petroleros, municipales en donde se pide que se incorporen al básico diversos montos de sueldo, para que sean tenidos en cuenta al momento de la jubilación. Este clima de conflictividad social existe en la localidad desde mediados de los años 2000 y continúa hasta el presente, en una diversidad de expresiones de lucha)
De este modo, consideran como positivo tener una actitud activa, asumiendo una posición de reclamo por sus derechos adquiridos pero siempre “desde el marco de la legalidad, sin generar disturbios ni contravenir el orden social”. Valorizan así esta actitud de movilización y lucha, no importando qué ocurra en el “ocaso de sus vidas”. Reconocen de algún modo que en el pasado tuvieron una actitud pasiva, en parte por no experimentar la necesidad de hacer reclamos porque se sentían contenidos, cómodos, con trabajos estables y condiciones óptimas para el bienestar personal y familiar.
Otra reflexión posible es considerar que el Programa de Propiedad Participada, o sea la posibilidad de que los ex trabajadores de YPF puedan ser propietarios de parte del capital de la empresa privatizada, termina siendo una excusa para “seguir reuniéndose”. No se trata solamente de recuperar una parte del capital de la empresa, de lo que antes “éramos todos”. Reunirse, discutir, organizarse, realizar algunas acciones colectivas, en definitiva, accionar juntos en pos de luchar por el reconocimiento, la reivindicación de derechos laborales no reconocidos, las malas liquidaciones de haberes, las jubilaciones otorgadas por el sistema nacional jubilatorio en lugar del correspondiente régimen petrolero, los derechos de propiedad de las acciones, es en definitiva luchar por la estabilidad y la seguridad perdida.
Estar en YPF era la meta generacional de este conjunto de trabajadores, que sabía que ingresar a la empresa era tener un horizonte de vida asegurado, tanto en su trayectoria laboral como en su futuro de jubilación, también asegurado por la pertenencia a la familia ypefiana. La privatización de la empresa nacional en los años `90 “corta” ese panorama de seguridad en la vida activa y pasiva. Y pareciera que la estabilidad perdida solo se puede mantener a partir de la reivindicación de la identidad ypefiana. En este punto, podría argumentarse que la ausencia del “padre Estado” en la propia experiencia vital familiar y empresarial, habilita a los ex agentes de YPF a reclamar su herencia. Estas reflexiones me permiten argumentar respecto de las preguntas que Hernán Palermo (2010) se formula en su oportunidad, a saber:
“¿Porqué la privatización de otras empresas estatales no generó organizaciones de ex trabajadores, como sí ocurrió con el caso de YPF? ¿Habrá sido la extensión territorial, en toda la Argentina, un factor movilizador de las organizaciones de ex trabajadores?; o ¿la extensión temporal?, siendo que YPF fue la empresa estatal más antigua de Argentina…; o ¿el grado de intervención que tuvo la empresa en las vidas de sus trabajadores y sus familias?; o ¿YPF habrá tocado alguna profunda fibra sensible de la vida de los trabajadores y sus familias?: o mismo, ¿será la importancia del petróleo como recurso estratégico? Quizás sean todas estas características juntas, que hagan que la privatización de YPF no deje de potenciar la organización y la resistencia. Lo paradigmático es que aún a más de 10 años de la privatización, como expresara un importante gerente de Repsol YPF en una entrevista que realizamos: ‘quién se acuerda que Telefónica o Telecom eran ENTEL… sin embargo acá todos se acuerdan de YPF estatal’ ”.
En este sentido, en las palabras de los integrantes de las organizaciones de ex trabajadores de YPF y en sus experiencias en relación a su identidad ypefiana, se puede rastrear que los elementos presentes en las trayectorias laborales personales de cada uno de los ex trabajadores de la empresa le han aportado elementos a su acervo personal de conocimientos prácticos, para después poder sostener trayectorias individuales post desvinculación de la empresa. Los vínculos establecidos a través de la familiaridad de trato y de las acciones cotidianas y reproducidas con continuidad en el tiempo, por “ese amorcito que le tenemos a YPF” tal vez sean las claves para el fortalecimiento de la identidad ypefiana, que aún persiste con fuerza en estos ex trabajadores, paradójicamente después de la privatización, de la pérdida de la estabilidad laboral y de la seguridad jubilatoria al amparo de “la empresa”, de “la Nación”, de “la madre”; como indistintamente todos de alguna manera la mencionan aún en el presente, a pesar del tiempo transcurrido por fuera de la estructura empresarial.
Por Alicia Milone para Observador Central