Observador Central estuvo presente en el II Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresaria (RSE); en esta nueva entrega queremos remarcar las exposiciones teóricas que hicieron destacados economistas premios Nobel de Economía como Nouriel Roubini y Paul Krugman, quienes desde sus investigaciones y experiencias nos hablan de un ecosistema de RSE y una agenda para la integración.
(Año 1 /Edición Nro. 30 /26 de Enero 2015/ Caleta Olivia) Paul Krugman, el creador de la nueva Teoría del comercio y premio nobel de economía en el año 2008, centró su presentación en las causas y las soluciones de la justicia social y la desigualdad. “Centrarse en la rentabilidad es un error”, destacó Krugman en vinculación a la clásica ecuación económica que domina gran parte del mundo.
Todos los países de América Latina giraron en torno a un escenario de mejorar la inequidad, “y no es una casualidad. El desarrollo de políticas para la justicia social pueden tener un gran impacto y esto debe ser alentador. Existe la tendencia de visualizar a la desigualdad como algo de lo que no podemos hacer nada, pero no es cierto, podemos hacer mucho al respecto”, remarcó Krugman.
En cuanto a la situación de Argentina, el economista brindó algunas observaciones en torno a la justicia social: “Es muy importante preocuparse por la desigualdad, por el destino de los pobres y el estado de los trabajadores, pero debe hacerse de manera realista, que no significa que siempre debamos ser ortodoxos. Argentina fue extremadamente no ortodoxo tras la catástrofe de 2001 y eso funcionó muy bien, pero por un tiempo, gracias a ello este país tuvo una enorme recuperación económica, pero el problema es que se mantuvo la heterodoxia durante mucho tiempo”.
La desigualdad no es un tema menor. Las políticas gubernamentales hacen que las sociedades sufran mucho menos y que se pueda reducir drásticamente la pobreza. Es notable ver cuánto se puede hacer para mejorar la sociedad, pero el principal problema es la voluntad política.
Nouriel Roubini, destacado economista contemporáneo, también habló sobre los desafíos económicos globales, otorgando una visión del panorama de la economía global y de las tendencias y los desafíos actuales.
Reconocido porque tuvo la capacidad y la claridad de predecir el caos financiero que se produjo en el año 2008, el cual afectó a los Estados Unidos y luego se extendería al resto del mundo. Para él, los países que alcanzaron un mayor éxito son los que acompañaron las políticas públicas con el desarrollo y el crecimiento. El capitalismo, tal como lo conocemos hoy, podría entrar en un profundo proceso de cambio, el cual debería tender a un mundo más justo y equitativo.
Este inició su conferencia con la mirada que dominó la mayor parte de las exposiciones del Congreso Internacional de RS: “La clave es asegurarnos que el crecimiento económico conduzca al desarrollo social y económico. Para que seamos desarrollados socialmente tiene que generar inclusión, ser sustentable, justo, responsable socialmente. Recién entonces tendremos un crecimiento que tendrá una buena calidad”, afirmó.
De este modo, el economista destacó las tendencias que priman en las economías del mundo, con el objetivo de encontrar para la inequidad soluciones que puedan provenir desde la política.
Si bien la recuperación económica y financiera tras la crisis de 2008 fue “débil”, destacó el crecimiento de los países emergentes desde donde proviene el 50% del PBI mundial. “Históricamente, el grupo de países que conducían las políticas de economía global era el G7 pero este grupo se volvió obsoleto y el grupo que desarrolla las políticas económicas actuales es el G20, compuesto por economías de mercados emergentes, donde Argentina forma parte”, aseveró.
El economista aseguró que tanto la eurozona, como Japón y otras economías avanzadas, no están creciendo, debido a la combinación de políticas inadecuadas, entre otras cuestiones. Demasiada estrechez fiscal desaceleró el crecimiento, así como también no ha habido demasiada estimulación fiscal. En este contexto, tal como lo sugiere el FMI, “hay mucho espacio para la inversión pública que genere empleo e ingreso”, remarcó al tiempo que aseguró que las alianzas entre el mundo privado y público son esenciales.
“Tenemos demasiada deuda pública en las economías más avanzadas, razón por la cual la recuperación ha sido tan anémica. Algunos países podrán resolver sus problemas mediante ajustes fiscales pero en algunos casos la relación de la deuda ha sido insostenible. Esto afecta el potencial de crecimiento”, reveló.
Por otro lado, el tema de los fondos buitres también se tocó en su conferencia: “Necesitamos reformar el régimen internacional, hacia una reestructuración justa y ordenada. Debemos reformar el sistema de seguridad social y la atención a la salud para que cuiden de los adultos mayores porque todos vamos a vivir más años y hay que afrontar estos costos. Los gobiernos deben negociar con las farmacéuticas para que los precios de los remedios no sean excesivos”, citando un ejemplo.
Los jóvenes en el centro de la escena
Roubini relacionó las situaciones de caos en los países árabes, la denominada “Primavera árabe” con una política de abandono. “Cuando hay jóvenes sin oportunidades se ponen violentos y allí ocurre la revolución como sucedió en Túnez o Libia. Estos jóvenes deben recibir la capacitación adecuada y los gobiernos deben brindarles mejoras sociales, de otra manera, estos desempleados llevarán a la violencia y esto a la revolución. Debemos dar oportunidades para que tengan esperanzas”, señaló.
Los gobiernos no deben implementar políticas a corto plazo, sino estructurales y significativas. Esto lleva sacrificios pero necesitamos instituciones que miren al futuro y no a 4 o 5 años. El crecimiento debe ser sostenible desde el punto de vista ambiental, debe ser justo para todos, inclusivo, debe ser socialmente responsable porque de otro modo no es justo ni legítimo.
Se necesita que todos los actores involucrados cooperen juntos; existen demasiados problemas y desafíos, pero más soluciones que pueden provenir de espacios como los de este congreso, el cual ha sido sumamente significativo. El hambre no es por falta de alimentos, sino por una desigualdad profunda en los mecanismos de distribución de los mismos.
De este modo, la política social debe convertirse en política de estado, en lugar de respuestas a coyunturas, hoy se convirtió en una exigencia ética y un derecho.
TJZ para Observador Central