El Consejo Municipal Pesquero y Portuario se creó en el año 2008, mediante Ordenanza Nro. 1237. Contrariamente a los objetivos de recuperar un diálogo transparente y de construcción de un horizonte futuro que incorpore a todos en una ecuación de Ganadores – Ganadores, ese ámbito se politizó sin muchos saberes técnicos, pero sí de muchos saberes para generar “tormentas perfectas” de confusiones y artimañas de personalismos que siempre condujeron a colocar como claro perdedor a Puerto Deseado. Empresarios pesqueros, prestadores de servicios locales, trabajadores y comunidad quedarían presos por las operaciones sistemáticas de actores políticos y no políticos que hablan en nombre de los “Intereses de Puerto Deseado” he aquí un anticipo de las reflexiones de Blanca Montes para Observador Central
(Año 1 / Edición Nro. 43 / 27 de Abril de 2015 / Puerto Deseado). Nadie niega que la pesca para Puerto Deseado ha sido el motor de la economía local en las últimas tres décadas. Varias iniciativas privadas de servicios y comercios se activaron generando empleo y flujo circulante de dinero, mayor consumo e inversión privada local.
Pero algo no sucedió en este modelo de economía local que a más de tres décadas mantiene pendiente de incorporación a la “inclusión social” y a la “integración de empresas” en un esquema basado en la construcción de confianza social. Permanentes reclamos y demandas trasladadas hacia el sector empresario hablan de una economía sin inclusión. Dónde por otra parte se percibe un reclamo silenciado de las empresas pesqueras de sentirse escuchadas, tenidas en cuenta y de dejar de ser las invitadas al banquillo de los acusados.
En este clima, las oportunidades han sido para unos pocos, incluido actores políticos que hablan en nombre de los “intereses de Puerto Deseado” y que han tenido como único resultado el “conflicto” permanente; como dice el proverbio chino las “Crisis son oportunidades”. Pero esto solo ha funcionado para estas minorías que manejan el “discurso” y administran el problema y a veces también las ganancias del sector extractivo.
Los inicios del Consejo Municipal Pesquero y Portuario: “Hubo un tiempo que fue hermoso”
En el año 2008, se crea este órgano independiente del Estado Municipal, que intentó articular a todos los sectores locales vinculados a la actividad pesquera y portuaria. Aquí cabe aclarar que dicho proyecto fue autoría de quien por aquel entonces fuera concejal: Raúl Mella.
Si hay algo que inspiró a este Concejal a formular este proyecto, a sus pares de acompañarlo en la votación para su aprobación, del Ejecutivo Municipal de promulgarla Ordenanza de creación y a los actores gremiales y empresariales a mostrar su interés en participar articulados con el resto de los actores antes mencionados fue, que por el conflicto pesquero desencadenado en el año 2007.
Era necesario dar vuelta la página de la historia, generar nuevos espacios de diálogos “legítimos y formalizados”, para aquello que sucedió no ocurra “nunca más”. Uno de los objetos del Consejo Municipal Pesquero y Portuario de Puerto Deseado consistía en “discutir y diseñar políticas favorables para TODOS aquellos sectores que dependen directamente de la actividad pesquera y portuaria”, según expresa la Ordenanza Nro. 4948/2008 que modifica a la Nro. 4973/2008.
El día que las empresas se retiraron del C.M.P.P.: “Cuando el amor no todo lo puede”
Pero parece que de aquel pasado reciente nada se aprendió, nadie pidió perdón y nadie supo perdonar. Las empresas no fueron capaces de exponer cuales eran los problemas estructurales que se devengan de un negocio que es vulnerable a los factores económicos y políticos, nacionales e internacionales y el porqué de su pérdida de competitividad cíclica en el mercado externo; los gremios tampoco supieron reivindicarse y adecuarse a los contextos imperantes; los sectores comerciales y de servicios locales tampoco supieron mediar en las situaciones y plantarse como uno de los grandes perdedores de ese pasado reciente del cual regresaban, y las autoridades políticas poco supieron de cómo generar las condiciones sensatas del diálogo e intervenir en pos de los intereses colectivos.
Es así, que en el 2009 las empresas deciden retirarse del C.M.P.P., y en un documento redactado por una reconocida consultora de Buenos Aires fundamentarían su renuncia diciendo: “… siempre hemos asistido a una catarata de pedidos y exigencias, cuando no imposiciones, siempre dejando a nuestras empresas como las que tienen que solucionar los problemas locales, generales, particulares y de toda índole que se le ocurra a casi todos los actores sociales, no solo con la pretensión de que siempre aportemos dinero, corresponda o no de forma legítima, sino en la casi obligatoriedad de que si no disponemos del mismo, lo consigamos de la forma en que sea, aun a riesgo de dejar a nuestras empresas sin más futuro que el de endeudarse a limites suicidas y acabar por desaparecer más pronto que tarde”; “… hemos notado que se ha ido agravando la intención de que el C.M.P.P. funcione no como su nombre indica “Consejo Asesor”, sino como Autoridad Fiscalizadora Paralela de que cada movimiento o actividad que las Empresas intenten, en un afán de controlar, por parte de cada actor social que se considere facultado para ejercer ese derecho y desgraciadamente parece que fueran todos y cada uno de ellos los que pueden en cualquier momento exigir rendiciones de cuentas, hechos y a veces hasta intenciones, con el privilegio de que de no hacerlos a sus respectivas conveniencias, multarnos, estigmatizarnos, amenazarnos con sacarnos los permisos de pesca o todo lo que se le ocurra a los mencionados actores sociales”; “Nunca se ha tratado el problema más grave que tenemos, que es la falta de competitividad de la operación pesquera en Puerto Deseado…”
El presente actual: “Una cacería de brujas”
Pocos han sido los resultados de la gestión de este C.M.P.P., como espacio participativo para la construcción de un modelo pesquero inclusivo. El gran fracaso no fue que las empresas pesqueras se retiraran, el gran fracaso es el modelo de gestión política imperante, en lo local y en lo provincial, que utiliza estos espacios para el control y manipulación de los sectores sociales y comerciales, profundizando aun más esta crisis social y económica
En esta “perfecta tormenta” hay también algunos empresarios locales poco “responsables socialmente” que en el juego del doble estándar utilizan esta situación como empleados gerenciales de empresas pesqueras cuando les conviene, como empresarios de ramas de la actividad de la pesca cuando le conviene y como mediador de este pueblo pesquero cuando también le conviene. Así es fácil seguir, inclusive se lo escucha en campañas políticas advirtiendo “soy hijo de Puerto Deseado, y me preocupo por todos los deseadenses”.
Recientemente fracaso el intento de modificar la Ley de Pesca, para que los permisos de Pesca Provinciales cuenten también con la aprobación de la Cámara de Diputados. La aprobación reciente de un Consejo Provincial Pesquero no hacen más que justificar uno de los argumentos por el cual se retiraran las empresas en donde decían por aquel entonces, “… parecería que los actores sociales locales y muy especialmente el C.M.P.P., se consideran legitimados para desautorizar a las Autoridades de Aplicación Provinciales, legal y legítimamente constituidas…”.
Entonces, nos preguntamos ante toda esta teoría conspirativa que juega con el destino de una economía local ¿Podremos ser capaces de dar nuevamente una vuelta de hoja y discutir seriamente una nueva política pesquera que incorpore los conceptos de la generación de valor agregado, de la cualificación laboral, de la tecnificación e innovación productiva y de responsabilidad social con ética?
Por BLANCA MONTES para Observador Central.