Con una mirada hacia el pasado y de cara a las próximas elecciones, Julio De Vido reflexiona acerca de quienes han sido los representantes de un modelo energético que hasta el 2003 ha llevado a Argentina a la desindustrialización y a políticas de producción energética que poco tienen que ver con el autoabastecimiento económico de un país en pro del bienestar y la seguridad jurídica del pueblo y los ciudadanos. En este sentido, y frente a la persistencia de estos representantes que amparan intereses corporativistas, según su perspectiva, responde que no podrán revertir los planes de infraestructura y de energía que se han desarrollado en los últimos años, que conducen a nuestro país a mayores niveles de producción energética en materia de petróleo y gas a la vez que incrementan la autosuficiencia económica y la inclusión social.
(Año 2/ Edición Nro. 62/ 07 de Septiembre de 2015/ Buenos Aires)
A escasos dos meses de las elecciones, y con un pueblo que rechaza progresiva y categóricamente el retorno al atraso, la dependencia y la exclusión social, vale la pena parar la pelota y repasar hasta aquí quiénes han sido los voceros y representantes de la decadencia energética, esto es, del modelo energético para una Argentina desindustrializada, postrada por un endeudamiento mortal, sin Estado y con más de 30 millones de compatriotas privados de dignidad y derechos. Citamos en primer lugar al grupo de ex secretarios de Energía (de Bignone a Duhalde) liderados por Daniel Montamat, testigo para una empresa estadounidense que demandó al pueblo argentino ante el CIADI. Sin dudas, imponderable patriota de esos que el General San Martín adoraba. Este grupo de ex funcionarios, ejecutores de las políticas de saqueo energético entre 1982 y 2002, amparan intereses corporativistas, locales y extranjeros, profundamente anti-democráticos y anti-nacionales. Se les suma la red de think-tanks conservadores, a la sazón FIEL, Fundación Mediterránea, Universidad Di Tella, CEMA, Fundación Pensar e IAPG, que entre todos asisten a las corporaciones mediáticas y fuerzas políticas igualmente anti-democráticas, anti-nacionales y anti-populares con una copiosa producción de informes y análisis. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su acto de inauguración de la estación Ciudad Universitaria de la línea Belgrano Norte se refirió con justeza a todos ellos: “Quieren poner en duda el sistema democrático”. Adscribimos y humildemente agregamos: y lo quieren poner en duda porque les importa un rábano la seguridad jurídica del pueblo argentino, su bienestar y felicidad; les importa un rábano que el país tenga sus 23 provincias con igualdad de oportunidades, en tránsito sostenible hacia su prosperidad.
En estos meses previos al nuevo y cuarto triunfo consecutivo del peronismo histórico en la Casa Rosada, asistimos por parte de estos grupos neoliberales a un recrudecer de sus críticas y operetas en relación a los planes de infraestructura y de energía más importantes desde 1810 y que en los últimos doce años han rescatado al país del abismo, permitiendo así reinsertar a decenas de millones de compatriotas y a más de la mitad de las provincias excluidas por el unitarismo tradicional, aunque profesado, hemos de decir, de forma insuperable entre 1976 y 2002 por los “modernos” discípulos de Rivadavia y Mitre. Odian con toda su fuerza que las inversiones y el crédito público se extiendan más allá de la General Paz y las arcas del FMI, sus socios locales en la estatización de la deuda de 1982, el Plan Brady, el Blindaje, el Megacanje y el terrorismo financiero occidental de Paul Singer. Pues bien y de la misma suerte que intentaron hacer con el presidente Néstor Kirchner entre abril y mayo de 2003, el establishment ataca con todas sus fuerzas y busca imponerle al gobierno nacional y sus continuadores más allá de 2015 su patética agenda económica: eliminación de los subsidios y la obra pública mercadointernista; desguace de las empresas estatales y fin de ciclo del Estado como garante de un desarrollo que, aliado y promotor de una burguesía verdaderamente nacional, planifique y gestione la modernización del país en un contexto de autosuficiencia económica e inclusión social ascendentes.
Hemos venido respondiendo una a una sus falacias, plagadas de inconsistencias y vergonzosas omisiones. Unas semanas atrás respondimos a la enésima opereta del golpismo mediático-judicial en relación a la totalidad de obras en las que resultaron adjudicatarias las empresas constructoras Austral Construcciones, Kank y Costilla y Gotti Hnos. Hace diez días fuimos testigos de la patética politización de las inundaciones por parte de los medios que, al precio que sea, quieren sentar a su marioneta presidente en la calle Balcarce 50. Entre la batería de mentiras respondimos informando con precisión sobre el Plan Maestro de la Cuenca del Salado y los ingentes beneficios que reportó. Venimos también retrucando una a una las operetas destinadas a presionar por la eliminación de los subsidios energéticos (de la que observamos una creciente participación del diario español ultraconservador El País), la dolarización de las tarifas de los servicios públicos, la alineación internacional de los precios de los hidrocarburos, una entrega lisa y llana de Vaca Muerta a las corporaciones financieras y sus fondos buitres, y el retorno a un esquema indiscriminado de giro de utilidades al exterior por parte de las empresas del sector (las que se hagan del sector si triunfa la Sociedad Rural y sus socios “industriales” en octubre).
Nos decían el IAPG y López Anadón (ex hombre de Repsol-YPF en tiempos en los que nuestros yacimientos gasíferos se depredaban y exportaban a precio vil) que se necesitan 40.000 millones de dólares para llevar el gas a los argentinos. ¿Alguien puede creer que a los aplaudidores y promotores del saqueo gasífero entre 1995 y 2003, y que al asumir Kirchner había dejado cinco provincias sin gas y más de 15 millones de compatriotas sin gas por redes, les puede preocupar realmente que el gas llegue a la ciudadanía? ¡Si son los que rechazan la monumental, fundamental e inédita obra del Gasoducto del NEA, obra que habrá de saldar una deuda histórica a nuestro norte de las masas de Facundo Quiroga, norte postergado desde las aberraciones de Rivadavia y el genocidio mitrista hasta 1945, vuelto a ningunear entre 1955 a 2003 por la misma política centralista y reaccionaria de inviabilizar provincias! Casi en paralelo al IAPG y en igual dirección, apareció una nota del economista jefe de FIEL en el diario El Cronista. Ya a esta altura del partido, ¿qué podemos decir de FIEL? Que se preocupe esta arcaica y ultraconservadora entidad de preguntarse si es democrático que en su Consejo Consultivo figure aún el ministro de Economía de la dictadura genocida José M. Dagnino Pastore.
Finalmente, a los ataques del IAPG y FIEL –cuando no amplificados por el diario La Nación y el Grupo Clarín– se les sumaron por estos días otros tantos en relación a los subsidios al gas natural y supuestas cifras multimillonarias que habríamos de requerir para alcanzar el autoabastecimiento (informe de la consultora Abeceb publicada en Infobae). Brevemente y en relación a la consultora del economista Dante Sica quien, entre otras profecías fallidas, había pronosticado para este 2015 un dólar rozando los 12 pesos y una devaluación del 40 por ciento, vale la pena citar esta frase del artículo de Infobae: “el documento [de Abeceb] señala que se requerirá, además [de supuestos 88.000 millones para alcanzar el autoabastecimiento], un reordenamiento político-económico que permita disponer de divisas, remitir utilidades y revisar los derechos de exportación”. ¿Alguien puede creer sinceramente que los clientes de Sica y sus aliados políticos les importe alcanzar al autoabastecimiento? No quieren autoabastecimiento, señores y señoras, lo que quieren más bien es el festín exportador de gas y petróleo en un contexto de pueblo por el piso, consumo por el piso, industrias y comercios por el piso. En otro pasaje del documento vuelven a insistir con el déficit comercial energético. ¿Qué legítimo interés en balances superavitarios pueden tener los perpetuos generadores del deterioro económico, fiscal y energético de la Patria; los autores del déficit gasífero del cual aún no nos hemos repuesto? Por el contrario, lejos de preocuparse en disminuir las importaciones, militan para que la producción energética que hoy se vuelca al desarrollo del país se haga en sentido inverso, esto es, en sentido de un país sometido a intereses foráneos, interesados desde hace más de doscientos años en que en estas latitudes nos desarrollemos sólo para exportar materias primas e importar manufacturas. Mientras menos mercado interno, menos industria, más pueblo excluido y endeudado, más sobrará, y mientras más sobre, más habrá para exportar y mejores números energéticos tendremos. ¿Y el pueblo aquí dónde está? No está y a la historia reciente nos remitimos. ¡Este es el autoabastecimiento de los 88.000 millones de dólares!
A modo de cierre, una referencia sobre la más reciente arremetida del diario La Nación y sus “cortes de electricidad, emergencia y default”. El exhorto para el fin de los subsidios eléctricos y una energía más cara y excluyente merece todo un artículo. Remarcaremos no obstante y por cuestiones de espacio, dos singulares detalles. En primer lugar, la referencia como autoridad al inefable Montamat, ex secretario de Energía de Fernando De la Rúa y gracias al cual padecimos –por supuesto después de haber sufrido la de su socio Jorge Lapeña a fines de los ochenta– la peor época de cortes eléctricos de nuestra historia. Como ya hemos dicho, vale la pena recordar que Montamat ofició como perito para una empresa estadounidense en su demanda ante el CIADI contra el pueblo argentino. Y esto no es menor, desde que el especialista número dos citado por el diario La Nación para argumentar su exhorto energético es un tal Andrés Chambouleyron. ¿Quién es este señor? Argentino egresado de la Universidad Nacional de Cuyo, se recibió de doctor en Economía en la Universidad de Texas, desde donde pasó a integrar los equipos de la Fundación Mediterránea, en 1995. En 2001, Chambouleyron, también profesor del CEMA, fue asesor del ministro de Economía (aventuramos que de Cavallo). Pero lo más jugoso no es esto, sino que el economista especializado en energía del diario La Nación labora en CompassLexecon, consultora estadounidense que brinda servicios a corporaciones financieras, compañías multinacionales y fondos buitre. Chambouleyrón en calidad de especialista “argentino” y al igual que Montamat, ofició de perito para más de cinco diferentes empresas (francesas, italianas, estadounidenses, españolas, etc.) en sendas demandas ante el CIADI contra el Estado nacional, entre 2004 y 2009, para los sectores de las telecomunicaciones, agua y saneamiento, eléctrico y gasífero. Esta información es de público conocimiento y figura en el CV que la consultora publica en Internet.
En suma y sin entrar a responder la consabida y ya aburrida argumentación del diario La Nación en su último exhorto, tenemos el agrado de informar que todos sus juicios y propuestas destinadas a destruir una energía nacional, popular, genuinamente federal y democrática como la desarrollada desde 2003 a la fecha, se monta en las opiniones y recomendaciones de dos especialistas ambos testigos para empresas que nos han demandado a los argentinos y argentinas en el CIADI. El articulista del matutino mitrista escribe: “Chambouleyron resume el origen del problema en una palabra: falta de inversión. ‘No se invirtió lo necesario en generación ni en distribución. Y la prestación se deterioró al punto de que hay mas cortes y más largos’.” ¿Por qué se omite el pequeñísimo detalle implícito en la inédita incorporación de millones de hogares al servicio de electricidad desde 2003? ¿Y el datito de que en las últimas tres décadas desde 1983 el mayor consumo eléctrico per cápita se verificó entre 2003 y 2015? ¿Y de las obras del Focede que acompañaron el ingente incremento de la demanda eléctrica desde que el gobierno nacional lo recuperó (enero de 2014)? Y acerca del ingente incremento de la demanda eléctrica, ¿algo que decir? Según la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica de la República Argentina siguen encabezando el listado de las regiones con mayor crecimiento de la demanda eléctrica las históricamente postergadas y aisladas por el unitarismo de los siglos XIX, XX y XXI (2000 a 2002), a saber: Misiones, Santa Cruz, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Salta, Río Negro, Neuquén, La Rioja, Corrientes, Entre Ríos, Catamarca y Chaco. ¿Algo de la interconexión eléctrica del país que las fuerzas del mercado no quisieron efectuar? ¿Algo de los más de 5.000 kilómetros de construcción de líneas de alta y extra alta tensión que volvieron a hacer de esas provincias, provincias argentinas? ¿Y de la reactivación del Plan Nuclear que la Fundación Mediterránea en 1995 con Chambouleyron operaba para desmantelar? Pero volviendo a la frase del experto economista argentino-texano, ¿alguien puede creer que a quien trabaja para que el Estado nacional pierda juicios en el CIADI le puede interesar que las inversiones públicas sigan creciendo y mejorando así la generación y distribución eléctrica del país? Termina el diario La Nación con sus típicas y magistrales frases de la hecatombe: “Ningún técnico serio cree que hay solución en el corto plazo, aunque todos conocen la fórmula: planificar, invertir y, sobre todo, esperar”. ¿Técnicos serios los agentes contra el país? ¿Invertir como en los ’90, 2000, 2001 y 2002? ¿Esperar? ¿Esperar qué cosa? En fin, zonceras energéticas y espejitos de colores… Pero el pueblo argentino ya no mastica más vidrio.
Por Julio De Vido-Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
Extraído de: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-280554-2015-08-31.html