En la edición del 12 de Octubre de 2015 te presentamos una breve reseña histórica de cómo la Ciudad de Puerto Deseado, además de amparar uno de los paisajes naturales más maravillosos de la Patagonia Argentina, también alberga un increíble patrimonio histórico y cultural: los restos arqueológicos de la Corberta Swift. En esta edición, te presentaremos cómo esta nave británica llegó a las Costas de la Ría Deseado en 1770 y pasó a formar parte de la localidad trascendiendo a lo largo de su historia.
(Año 2/ Edición Nro. 69/ 02 de Noviembre de 2015/ Puerto Deseado).
Puerto Deseado es una localidad de la Zona Norte de Santa Cruz con innumerables tesoros naturales, históricos y culturales. Su tierra y su mar han sido y son testigos de un verdadero patrimonio que constituyen el pasado, la tradición y la identidad deseadense. Pasado y presente a la vez, que se instituyen en aquello que está por-venir, en donde la historia se crea y se recrea para trascender a lo largo del tiempo y de las generaciones, como en el caso de la Corbeta Swift.
Un destino inesperado
Como mencionábamos en la primera parte de esta edición sobre las maravillas del Museo Mario Brozoski (http://www.observadorcentral.com.ar/interes-general/cultura/museo-mario-brozoski-historias-sumergidas-en-el-fondo-de-la-ria-deseado-parte/), el 7 de Marzo de 1770 la Corbeta Swift navega desde las Islas Malvinas rumbo a la Patagonia con la finalidad de realizar exploraciones y reconocimientos en sus costas, llegando a la localidad de Puerto Deseado seis días después luego de una travesía con fuertes vientos del sur.
Puerto Deseado era conocido por ese entonces como uno de los puertos naturales más seguros de la Patagonia, siendo testigo de diversos navegantes de todo el mundo que viajaban a la región a realizar exploraciones; sin embargo, esta característica y cualidad de la localidad no se presentó para la Corbeta Swift, que a las 14 hs del mismo día de su arribo encalló en una roca yéndose a pique al poco tiempo.
Este hecho sorpresivo, no solo por la seguridad de la costa deseadense sino también porque la Corbeta Swift era un buque relativamente joven al momento de su naufragio, estando en la etapa más activa de su servicio, tuvo como resultado la muerte de tres tripulantes al quedar la embarcación completa en las profundidades del lecho marino.
Ante esta situación preocupante, los navegantes que salvaron sus vidas realizaron diversas actividades de sobrevivencia, vinculadas a la búsqueda de agua y alimentos, y refugio ante las condiciones climáticas adversas, hasta ser rescatados por la Corbeta Favorita donde regresaron a las Islas Malvinas y posteriormente a Inglaterra. Dando cuenta que más allá de que estos tripulantes hayan retornado a sus lugares de origen, la historia queda, permanece y se transforma para que cada día pueda ser resignificada por cada persona en algún momento y lugar en particular.
El descubrimiento y el Museo Brozoski: dos hechos de una misma historia
El primer paso hacia el hallazgo de los restos de la Corbeta Swift fue emprendido por el australiano Patrick Rodney Gower en 1970 quien, descendiente directo de un sobreviviente que relató la experiencia del naufragio en un diario, había decidido viajar a Puerto Deseado para poseer un mayor conocimiento sobre la historia de la Corbeta y que a la vez comprendía parte de su historia familiar. Al llegar la localidad, se dio cuenta de que muchos de sus habitantes no tenían un conocimiento profundo de aquello que había sucedido el 13 de marzo de 1770, por lo que este hecho lo condujo a emprender su viaje de regreso, dejando una copia del famoso diario de su antecesor.
De este modo, en base a los datos del diario anteriormente citado, un grupo de jóvenes deseadenses comenzaron con la búsqueda de la zona donde el buque había naufragado. Con el objetivo de continuar trabajando en este importante hecho histórico de rescate de la Corbeta Swift, en 1981 se crea una Subcomisión del Club Capitán Oneto. La cual favorecía el trabajo en equipo, la planificación y el interés en las actividades de búsqueda.
Es de esta manera que el hallazgo se realiza en una de las primeras inmersiones, creándose el 31 de Agosto de 1983 un Museo en donde se destinarían los restos de la Corbeta, no solo con la finalidad de preservarlos, sino que también con el objetivo de enriquecer el patrimonio histórico y cultural de Puerto Deseado. Al poco tiempo el mismo es denominado “Museo Regional Provincial Mario Brozoski”, en honor al nombre de uno de los buzos que realizó las tareas de expedición y halló la Corbeta.
Este Museo ha sido un sitio clave para la preservación de la historia y los restos de la Corbeta, ya que en él “se han llevado a cabo diversas intervenciones que van desde la extracción de artefactos sueltos hasta la realización de planos de la estructura del casco”; asimismo, el Museo asume la responsabilidad del Proyecto Swift, el cual no solo era pionero por rescatar y conservar este material subacuático de carácter histórico como parte integrante del patrimonio cultural argentino, sino también porque se inauguraba una nueva y definitiva etapa vinculada a la investigación científica, liderada por arqueólogos profesionales.
Es de esta manera que el Museo comienza a consolidarse como el principal custodio de las piezas de la Corbeta Swift, conjugando a partir de entonces antecedentes históricos locales y extranjeros, así como también la cultura y el carácter propiamente científico de los descubrimientos, en pro de la puesta en valor y la conservación de la historia materializada.
Algo más que expediciones submarinas…
Este buque hundido posee un contenido histórico de extraordinaria riqueza, en relación al contexto cultural de la época en el cual fue el suceso. La vida a bordo puede ser interpretada a través de los objetos hallados, tales como los utensilios o el equipamiento del barco, ya que constituyen un elemento representativo de la cultura a la que pertenecen. Por esta razón, se han llevado a cabo diversas actividades submarinas de rescate de los restos arqueológicos con la finalidad de comprender las jerarquías sociales al interior de la tripulación, la alimentación que esta poseía, los aspectos constructivos de la nave, entre otras cosas, según expresan los profesionales responsables del Proyecto Swift.
Realización de planos y croquis sobre los restos visibles, excavaciones para destapar materiales enterrados, el guardado de los elementos hallados en bolsas para facilitar su ascenso en el agua, son algunas de las actividades que han llevado a cabo los buzos en esta ardua pero maravillosa tarea de la reconstrucción histórica y científica de uno de los buques militares ingleses del siglo XVIII, y que hoy, ni más ni menos, forman parte esencial de Puerto Deseado, donde esta localidad y su Museo se han vuelto los guardianes principales de este grandioso tesoro submarino.
Por el Equipo Editor de Observador Central.