Año 5 / Edición XIV / Caleta Olivia / 18-05-2020 / ISSN 2422-7226
Entramos en la semana de mayo en plena pandemia. No estamos en la escuela, no hay actos, ceremonias, desfiles, entonces ¿qué hacemos?, ¿cómo lo festejamos?, ¿lo dejamos pasar?, la respuesta es no.
Por: Rebeca Fernandez Mateo – Ceremonialista
Cuando uno decide elegir lo que va a ser en su vida, no encuentra quizás el rumbo o muchas veces una “cosa” te lleva a la otra. Así fue que en busca de encontrarme con una carrera conocí el Ceremonial y Protocolo.
Esta profesión te lleva a lados insólitos de ceremonias, actos, eventos y sus organizaciones y en esto, de a poco, encontras el perfil de ceremonialista que te gustaría y añoras ser. Ahí me encontré un día, lista para enfrentar el mundo del ceremonial, algo que desarrollo hace tiempo y me apasiona.
Y cuando ahondas en temas, materias, seminarios, prácticas y mucho más llegas quizá al fascinante mundo de los símbolos patrios, esos que siempre nos causan tantas dudas y a la vez tanto orgullo.
¿Se aplaude, no se aplaude? ¿Se usa, no se usa? ¿A la derecha, qué derecha?
Los símbolos son “eso” que te identifica, que te une, que te hace ser parte de un lugar en el mundo. El respeto y el conocimiento se inculca desde el inicio de la infancia: “suena el himno, parate firme y cántalo fuerte; “se iza la bandera mirala fijo”. Pero aun así, y teniendo en cuenta que convivimos con ellos, no sabemos, no recordamos o quizá nunca prestamos atención a su correspondiente uso.
Y así es como llega mayo y en Argentina es el mes que queremos saber, respetar, usar, discutir, tener razón, buscar información, de cuáles son, como los uso, cuando y donde. Ahí es cuando un ceremonialista entra en acción contando y demostrando o enseñando lo que ya quizá deberíamos saber.
El Himno Nacional Argentino
Es la canción que nos une e identifica, es la letra y música original, aquella que cuando suena la podemos cantar con los acordes que corresponden y sin dejar de lado ninguna voz. Se canta entero con las estrofas que conocemos, de principio a fin y bajo ningún motivo debemos tararearla.
La Bandera Nacional
Es celeste y blanca con sol, de ceremonias de izamiento con características adecuadas a cada una, se aplaude cuando ingresa y cuando se retira. Siempre se la lleva con honor y respeto y nos emociona cuando la vemos en otros territorios.
El Escudo Nacional
Ese símbolo que identifica la esencia de nuestra patria, que simboliza la historia desde su inicio, tan sabia y tan actual.
La Escarapela
No es un símbolo patrio, pero si es nuestro distintivo de tela con los colores celeste y blanco, redonda, simple concreta. Que al colocarla en nuestro pecho del lado izquierdo simula tenerla muy cerca de nuestro corazón.
Y llega mayo en plena pandemia, en momentos que no podemos reunirnos, juntarnos, aglomerarnos para poder festejar. No estamos en la escuela, no hay actos, no hay ceremonias, no hay desfiles. Entonces: ¿qué hacemos?, ¿cómo lo festejamos?, ¿lo dejamos pasar?, la respuesta es no.
Miremos el cielo, recordemos la historia, leamos, informémonos de los que fue, de cómo llegamos a esta Nación libre y soberana. Ahí es donde nuestros símbolos patrios deben resurgir. Cantemos el himno en casa, pongámoslo en volumen fuerte, saquemos esa bandera y coloquémosla en la ventana, pongamos una escarapela en nuestro pecho, pidamos un deseo, imaginemos un mundo nuevo, valoremos lo que tenemos, lo que miramos, lo que aprendemos y lo que enseñamos. Eso también es recordar patria, eso también es hacer Nación, eso también es tener ceremonias y actos.
Seamos organizadores de una acción. Abramos nuestra mente a la creatividad de poder hacer y de poder organizar. Gritemos juntos, así como un: “viva la patria”, lo reemplacemos por: “al gran pueblo argentino, ¡salud!”. Esa salud que tanto debemos cuidar en estos tiempos.