Año 7 / Edición XXIII / Santa Cruz / 01-06-2021 / ISSN 2422-7226
Por Claudio Gutiérrez, Director de Prensa GeoMinera
En declaraciones a Radio Cooperativa de la Ciudad de Buenos Aires, al programa “Estado de Alerta”, el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina reflexionó sobre los ataques antimineros, la difamación sobre la industria y la precariedad laboral. Al ser consultado por “la mala prensa” que posee el sector minero argentino. Héctor Laplace, respondió que “desde esta industria existe muy mala comunicación”, agregando, de esta forma, un mayor enfoque crítico desde la visión de los trabajadores.
Sobre la supuesta “mala prensa” explicó que “por un lado es cierto que indudablemente hay una mala prensa, pero no le echemos solamente la culpa a esto” asumiendo que desde la industria minera en todos sus estratos “también hay una mala comunicación”. Reforzó sus dichos al entender que “ya hace más de 20 años que se modificó la ley que posibilita las inversiones en la República Argentina, y siempre lo señalamos desde AOMA, de la imperiosa necesidad de sostener una comunicación correcta” a los efectos de esclarecer a la sociedad.
“En ese sentido, el sector está fallando”, explicó el dirigente, resaltando que desde su óptica sindical observa que “cada inversor se está mirando el ombligo, es decir, cada uno está tratando de resolver su situación sin importar el conjunto y es ahí donde cometemos otros errores” reseñó Laplace. Seguidamente reflexionó que la sociedad “al no poseer información, real y certera, tiene temores razonables” mientras que “existen otros que son potenciados por grupos que están en contra de la actividad” con origen de índole ideológico. Explicando que a la mala prensa, la incomunicación de la industria y las dudas de la gente “hay que sumarle las campañas distorsionadoras y maliciosas” de grupos de interés específico.
Por otra parte, al ser consultado sobre sus declaraciones públicas en el Primer Encuentro de Proveedores de la actividad minera en Argentina acerca de la tercerización y subocupación existente en torno a los yacimientos mineros del país, el dirigente ratificó que “nosotros le reclamamos a las mineras y las empresas proveedoras que hagan bien los deberes” respecto al encuadre laboral de cada trabajador.
Aseguró en sus dichos que si no existe control respecto a la aplicación de las leyes laborales “la realidad es que los inversores – si uno los deja – van a tener el 70% u 80 % del personal ajeno a la actividad principal. En ese sentido, afirmó que “la legislación Argentina no es justamente así, ya que debe aplicarse la Convención Colectiva de Trabajo de la actividad principal”.
AOMA pretende tratar que “esos trabajadores que realizan actividad minera sean bien encuadrados”. Explicando que ésta “es una pelea que tenemos a lo largo del tiempo, y hay que seguir gestionando indudablemente” a los efectos de impedir que exista lucro, mediante una aplicación engañosa de encuadres patronales. Asegurando que “será tarea nuestra y de los trabajadores tratar de torcer este rumbo” para que se imponga la ley.
Volviendo al tema de la industria en relación a los impactos en el medio ambiente, el dirigente de los trabajadores mineros reseñó que “cualquier actividad productiva puede generar algún tipo de inconvenientes en el medio ambiente”. Manifestando que, de todas maneras, “lo que tiene que ver con la actividad minera está ligado a otras cuestiones, se habla del tema cianuro y esto ya genera – con razón- interrogantes en la población, en el común de la población”. Admitiendo que sobre eso “es lo que hay que explicarle a la gente” en basándose en las experiencias, los tratamientos existentes y de mediante esa forma “despejar dudas y temores”.
Ante la consulta periodística de qué le diría la gente que marca a la minería como una actividad que no debería avanzar, Laplace respondió preguntándose “si el día de mañana tenemos una desgracia aérea ¿vamos a decir que no tienen que funcionar más los aviones? Esa no es la cuestión, no es así”. Poniendo de relieve la presencia de la minería en lo cotidiano de la vida, al asegurar al periodista que “no podríamos estar comunicados en este momento si no hubiese actividad minera”, dejando entrever así, la trascendencia de los productos minerales que se extraen y son utilizados, por ejemplo, en la tecnología, las comunicaciones, la infraestructura, y la construcción, entre otras.
Al mismo tiempo explicó que, las energías alternativas, como la “solar o eólica, poseen más del 80% de componentes que son productos derivados o modificados, desde la minería, para poder generarla”. Hizo hincapié que “hoy están hablando de cambiar combustibles por energía eléctrica, y esto implica que tengamos que producir el 80 % más de cobre para uso en los vehículos y transformarlos en eléctricos el día de mañana”.
Señaló además que, ante el debate que demanda la sociedad sobre la minería, “tenemos que hablar con un razonamiento lógico”. Para lo cual “al común de la gente hay que explicarle bien”, porque es muy sencillo decir “no estoy de acuerdo” y la sociedad debe recordar que “la minería se va a seguir haciendo, aquí o en otras latitudes, porque es absolutamente necesaria”.
También, en una claro mensaje a los porteños, dijo que “hay que ser muy claros en donde vamos a hacer minería, y quédense tranquilos que minería en el obelisco porque no vamos a hacer” punzó. Agregando que le gustaría saber si quienes se refieren a lo que sucede en Chubut sobre la minería “cuanta de esa gente ha ido a la Meseta Central de Chubut y cuántos de esos se animaría a ir y quedarse a vivir”. Asegurando que los opinadores circunstanciales “no se quedarían ninguno, para soportar 15 grados bajo cero sin calefacción, ni servicios, ni conectividad y sin mínimas prestaciones” para vivir dignamente.
Por último, siguiendo con el debate en la provincia patagónica, se lo consultó en torno a los temas que se refieren a la potencial contaminación – si se habilita a la actividad – del Río Chubut que es la principal fuente de agua dulce que tiene la provincia. Al respecto afirmó que “el proyecto minero Navidad, está ubicado a más de 100 km del río Chubut y está demostrado que el agua no se va a sacar de ahí sino de una cuenca cerrada, es decir, que se utilizaría agua no potable”, ya que la existente en la cuenca de esa zona “ni siquiera sirve para darles de beber a los animales”. Concluyendo que “ahí hay grupos ambientalistas – al menos dicen serlo-, que están muy en contra de la actividad”, y se lamentó que “ese grupo no acepte el diálogo y nunca forme parte de los encuentros” de las reuniones sectoriales e informativas que se desarrollaron en los últimos tiempos. En cambio Laplace está convencido que la industria “sí posee la obligación de explicar cuáles son los pros y contras de la actividad” y después los pobladores “son los que tienen que resolver”, para viabilizar esta industria productiva, concluyó.