A esta altura del año, los jóvenes que transitan el último año del secundario se encuentran en un momento clave de su vida, dado que se los coloca en el lugar de elegir qué es lo que van a hacer en su futuro. En el siguiente artículo se interpela la dimensión de la información a la hora de elegir una carrera, analizando la manera en que se trabaja esta cuestión desde la universidad pública, y cómo repercute en los jóvenes adolescentes próximos a egresar del secundario en Zona Norte de Santa Cruz.
(Año 2/ Edición Nro. 72/ 30 de Noviembre de 2015/ Santa Cruz).
El joven adolescente en el posmodernismo:
En el contexto actual somos testigos de profundos cambios en la esfera social (estructura y conformación familiar), cultural (nuevas identidades sexuales), económica (capitalismo trasnacional) y política (desconfianza en la clase política, crisis de las instituciones del Estado). Dichos fenómenos, dan lugar a creer en la muerte de los grandes relatos de la Modernidad: principalmente, el progreso indefinido de la mano de la ciencia (sobre todo las naturales y exactas); y de las verdades absolutas. De allí, que distinguimos como signo de estos tiempos la idea misma de la incertidumbre sobre el futuro, la inestabilidad y el riesgo, valores propios de lo que se conoce como posmodernidad.
En este sentido, el sujeto adolescente se enfrenta a un doble cuestionamiento, por un lado, como modalidad histórica social por el latente posmodernismo. Y por otro lado, la implicancia misma del ser adolescente que interpela inevitablemente el “¿Quién soy?”, multiplicado en sus dimensiones relacionales: quién soy para los otros, quién dicen los otros que soy, quién quieren los otros que yo sea.
La aparente imposibilidad de proyectarse bajo el aclamado “no hay futuro”, que suscita el actual contexto, nos alerta sobre la fragmentación de sentidos con las que se estaría constituyendo el sujeto actual. Y en este mapa, el adolescente que está por egresar de la escuela secundaria debe reacomodar sus representaciones vinculadas al presente y al proyecto futuro. Debe transitar su ingreso al mundo adulto, al sistema productivo (los cuales son cada vez más tardíos), y/o al sistema educativo superior. Se encuentra en una encrucijada donde debe tomar decisiones trascendentales sobre su qué hacer para el futuro.
La información como materia prima para elegir:
Vamos a partir considerando la premisa básica de que para “elegir algo” es necesario conocer las opciones disponibles. Con lo cual, la información se transforma en la materia prima para que los jóvenes realicen elecciones sobre su futuro. Y aquí entran en juego tres cuestiones que a continuación desarrollaremos:
1-La disponibilidad de la información: Se refiere a la existencia o no de información, por ejemplo, sobre la oferta académica de las universidades. En el actual contexto histórico caracterizado comúnmente como “Sociedad de la Información”, pareciera ser que lo que abunda precisamente es información.
2-La manera en que se accede a ella: Aquí se hace referencia a los distintos dispositivos que se les propone a los jóvenes para que accedan a la información disponible. Por ejemplo: talleres, expo, entrevistas, visitas, folletos, plataformas virtuales, etc.
3-La apropiación crítica por parte de los destinatarios: En este caso, reconocemos que la información debe ser “trabajada”. Es decir, la información no se da una sola vez, en un solo acto, sino que debe darse mediante un proceso gradual y progresivo. Es necesario que haya un tiempo para la apertura, otro para analizarla y de allí para aprehenderla.
En este punto se hace necesario remarcar uno de los principales obstáculos que influye en la visión que los jóvenes pueden tener sobre las carreras: las representaciones sociales [1]. Muchas veces, estas representaciones pueden actuar a la manera de mitos (tal carrera es fácil, la otra es aburrida, aquella tiene buena salida laboral, esta es larga, esa otra te garantiza ingresos, etc.), los cuales pueden confirmarse o derribarse mediante un trabajo sistemático con la información sobre las carreras y sus implicancias, que le permita al joven estar preparado para analizarlas críticamente y por fuera del “sentido común”.
Ahora bien, ¿En qué condiciones, en términos de manejo de información, se encuentran nuestros jóvenes de Zona Norte de la provincia a la hora de tener que elegir una carrera para continuar estudios superiores?
¿Cómo eligen los Jóvenes Adolescentes de Zona Norte?
En primer lugar, sostenemos que más allá de que, como hemos mencionado, el discurso del posmodernismo haya impactado en las perspectivas sobre el futuro en la sociedad, los espacios de inclusión siguen siendo aquellos propios de la modernidad: la educación formal y el mercado de trabajo. Es decir, como sostiene Sergio Rascovan (2005), no trabajar y/o no estudiar significaría quedar fuera del sistema que regula los intercambios sociales. De modo que, difícilmente los jóvenes se proyecten y tengan expectativas de quedar excluidos.
Como resultado de un trabajo de investigación del que participamos desde la Universidad local [2], donde encuestamos a los estudiantes próximos a egresar en el año 2013 de todos los secundarios de Zona Norte, pudimos observar que el 60% de esos jóvenes se visualiza siguiendo estudios superiores, y un 26% se ve estudiando y trabajando al mismo tiempo (Gráfico 1).
A partir de considerar que la mayoría de los jóvenes tienen expectativas de continuar estudios superiores, y teniendo en cuenta que venimos proponiendo que el manejo crítico de la información sobre la oferta académica resulta indispensable para elegir, la pregunta inevitable es: ¿Qué grado de conocimiento tienen los jóvenes sobre la única universidad pública de Zona Norte?
Como podemos ver en el gráfico 2, cerca de la mitad de los estudiantes que están por egresar del nivel secundario no tiene ninguna referencia sobre la UNPA, y sólo cerca de un 20% manifiesta tener un buen grado de conocimiento sobre dicha universidad. Permítanos agregarle un condimento más a estos datos: la encuesta de referencia fue tomada a mediados de Octubre y Noviembre, es decir, estas son las perspectivas de los jóvenes a tan sólo un mes y medio de terminar el nivel secundario.
Entonces, ¿Cómo hacer frente a las representaciones sociales que les dice a los jóvenes que elijan una carrera corta, y/o que le garantice un buen salario a futuro, llevándolos a construir una expectativa de vida meramente “consumista”?, ¿Cómo se relaciona este hecho con la oferta académica de la Universidad local, volcada claramente a carreras de Cs. Exactas y asociadas, desde el sentido común, principalmente al Petróleo [3]?, ¿Cómo son los espacios que se les ofrece a los jóvenes para que éstos puedan reflexionar sobre las implicancias de elegir cada carrera?
Los autores de este artículo hemos participado activamente en la “Expo-Universidad”, una iniciativa que ha surgido de la UNPA-UACO desde el 2012 con el fin de mostrar la oferta académica a los estudiantes del secundario. Consideramos que este evento puede ser una gran actividad para que los estudiantes conozcan la universidad local, siempre y cuando forme parte de un conjunto de propuestas articuladas entre el nivel secundario y el nivel superior durante todo el año. Pero al ver que es una actividad aislada, que sólo se realiza a fin de año y donde cada carrera se expone en 8 minutos, a los jóvenes adolescentes (que en su mayoría ha expresado que no tiene ninguna referencia sobre esta universidad), sólo les resta hacer una suerte de “zapping” sobre la oferta disponible [4] para poder definir su ingreso o no a la única Universidad Pública de Zona Norte.
En definitiva, las acciones que se realizan desde la educación secundaria y desde la universidad local, ¿Están contribuyendo a que los estudiantes que se egresan del secundario tengan las herramientas necesarias a la hora de tomar decisiones vocacionales; o bien llevan a que los jóvenes elijan sobre el desconocimiento de lo disponible, coartando su potencial crítico y transformador a partir de ofrecerles espacios mínimos y aislados desde donde puedan interrogar profundamente cada propuesta que la sociedad les ofrece?
Por Mauro Guzmán y Valeria Guzmán para Observador Central.
-Mauro Guzmán es Estudiante avanzado del Profesorado en Ciencias de la Educación-Becario de Investigación del Instituto de Trabajo Economía y Territorio (ITET), de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Caleta Oliva (UNPA-UACO).
-Valeria Guzmán es Estudiante avanzada del Profesorado en Cs de la Educación y Estudiante de la Lic. en Comunicación Audiovisual de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Caleta Olivia (UNPA-UACO)
Bibliografía consultada:
*Cibeira, A. (2009) “Los Jóvenes y la información. Estrategias de orientación a la salida de la escuela media”. En Cibeira, A. y Barberis, M. Jóvenes, Crisis y Saberes: Orientación vocacional ocupacional en la escuela, la universidad y el hospital. Bs. As.: Noveduc libros
*Prestes, R (2010) “Zapping, navegación, nomadismo y cultura digital”. En Razón y palabra, Nº73
*Rascovan, S. (2005) “Orientación vocacional. Una perspectiva crítica”. PAIDOS: Bs. As
[1]Según el psicólogo social Serge Moscovici (1988), las representaciones sociales son el conjunto de conocimientos socialmente compartidos, forzando una manera concreta de concebir el mundo, y cuya fuerza reside en la falta de conciencia que el sujeto tiene de su existencia; es decir, cuanto menos consciente sea el sujeto, más poderosas son las representaciones.
[2] Los resultados expuestos se enmarcan en el PI 29/B170 Escenarios de la Educación Secundaria y Superior en Santa Cruz: perspectivas de los jóvenes en situación de aula en contextos de desarrollos locales críticos”. Instituto de Trabajo, Economía y Territorio (ITET) – UNPA UACO.
[3] Para ampliar sobre esta cuestión sugerimos leer el artículo “Estudios Universitarios en Caleta Olivia: Entre lo que hay y lo que quiero”. Publicado el 26 de Febrero de 2015, Edición nº 33 de este mismo portal digital.
[4] Siguiendo a Roberto Prestes (2010), por Zapping generalmente se entiende una sucesión de saltos sin un rumbo aparente o predeterminado, una modalidad de consumo de la televisión. Se inserta dentro de un esquema de manejo superficial, lo que lleva implícita cierta idea de no profundidad o carencia de ella.