Puerto Deseado. 11/08/14. Las conceptualizaciones acerca de la juventud pueden ser imprecisas, ambiguas y hasta contradictorias. Ser jóvenes, más que una condición es una situación que depende en gran parte de la relación entre la in-visibilidad del contexto y la efectiva disponibilidad de oportunidades. En este artículo abordaremos la situación general de los jóvenes de Puerto Deseado a partir de la perspectiva de ellos mismos; quienes estando próximos a egresar de la escuela secundaria, conceptualizan su presente, su futuro educativo y su potencial integración al mundo laboral.
Informes y más informes. Pero… ¿Dónde están las acciones alternativas?
Diversos diagnósticos dejan en evidencia una localidad en crisis de su población juvenil. Tanto un estudio realizado en el 2013, como uno reciente llevado a cabo en nuestra localidad por la Universidad de Caleta Olivia muestran una problemática generalizada. Solo por nombrar algunas, actividades productivas locales y regionales con una aparente crisis de sustentabilidad, y la evidencia de una juventud que pide a gritos auxilio sobre problemas que requieren urgente tratamiento.
Entre los que más preocupan, son los vinculados a la educación y el mundo del trabajo. Los elevados índices de sobre-edad, deserción y ausentismo en la etapa escolar son un fiel reflejo, en parte, de la discontinuidad que viven entre lo que ellos quieren, lo que se les ofrece y su formación actual del nivel secundario. Ya que un 64.7% de los jóvenes en situación de aula poseen formación en Ciencias Sociales y Humanidades, por un lado, y en Economía y Gestión de las Organizaciones, por el otro. Ahora bien, si bien tienen expectativas de seguir estudiando (82.9%) cuando se les preguntó sobre la oferta académica local-regional un 63.2% manifiesta “no existe la carrera que quiero”. Tensión que se puede ver reflejada al analizar dicha oferta de formación superior, donde esta se compone mayormente de carreras de carácter virtual, vinculadas a las ciencias exactas y empresariales.
Esta aparente ruptura entre la formación actual, lo que ellos quieren y lo que se les ofrece a nivel local-regional, sin duda impactará de manera diferenciada en los distintos estratos sociales de jóvenes deseadenses; para lo cual recordamos que un 49% posee características prevalecientes de los sectores populares, mientras que en menor proporción se encuentran los de sectores medios-altos (22.7%) y los residentes en el casco urbano histórico de nuestra localidad, que representan el 21% de la matricula total correspondiente al año 2013. Con esto queremos decir que los que se sitúan en mayor desventaja en la escala social y no pueden irse a estudiar a otro lado para cumplir sus expectativas de futuro inmediato, pero que a la vez tienen ganas de seguir estudiando, terminan optando por las ofertas existentes que poco tienen que ver con su formación de la escuela media y con sus deseos. Vía rápida que termina profundizando en estos, aún más, sus posibilidades de exclusión y desigualdad.
Economía y perspectiva juvenil
El mundo laboral y la relación que este establece con el sistema educativo influyen de manera directa o indirecta sobre las representaciones juveniles deseadenses donde, a la hora de optar por una actividad económica, terminan posicionando en primer lugar a la minería con el 27.6%. El panorama no es tan alentador ya que las justificaciones de la elección en vez de girar en torno a sus deseos personales, de formación futura y/o formación actual, son en relación a “es lo que hay en la zona” y “los buenos salarios”. Dejando entrever un escenario donde las políticas de Estado, adecuadas a las condiciones de la economía transnacional, restringen las transiciones juveniles hacia vías rápidas de inclusión en el mundo del trabajo y en la formación superior. Ya que las preferencias de actividades laborales y de oferta académica, guardan estrecha relación con el sistema productivo dominante, formando parte del descarte ante la escasa disponibilidad de otras alternativas.
Los jóvenes y las conductas tóxicas
En la perspectiva de los propios jóvenes en situación de aula y próximos a egresar, las drogas y los hábitos de consumo también forman parte de la problemática estructural que repercuten en mayor o en menor medida en su propia situación. Los datos emplazan en primer lugar a las conductas tóxicas (23.4%) como aquello que les afecta y que reclaman querer cambiar. Esto constituye un problema real, donde las instituciones que forman parte de la vida social tales como la familia, la escuela, el mundo laboral, el Estado y más específicamente, los adultos, parecieran no poder responder en forma efectiva. Los jóvenes deseadenses siguen quedando expuestos a los cambios que hemos vivenciado como sociedad tales como el incremento de la desigualdad y las posibilidades cada vez más reducidas de concretar sus proyectos a futuro. Este análisis realizado desde y sobre los jóvenes protagonistas en primera persona, refleja indicadores de un pedido de auxilio, un reclamo de ayuda a sus mayores y autoridades, para que sean capaces de brindarles una mayor contención y esperanzas de mejora a futuro.
Una mirada hacia adelante
A partir de estos breves indicadores surge la preocupación y la reflexión sobre la responsabilidad para quienes tienen tareas y funciones concernientes a los jóvenes de Puerto Deseado; jóvenes que constituyen el capital social fundamental para el desarrollo de nuestra comunidad y región. Con seguridad, si le brindamos hoy las herramientas a través de una educación de calidad, las soluciones a sus expectativas de educación presentes y futuras, una oferta educativa que proponga otras alternativas, y un entorno contenedor en pro de recuperar participativa y colectivamente la pérdida de valores; ya que de esta manera, estaríamos sincerándonos y los diversos diagnósticos servirían para algo.
Por María Natalia Magadan – Colaboración Especial para Observador Central