Año 7 - Edición semanal - ISSN 2422-7226

¿Qué diría Freire de los educadores que estamos formando hoy en la universidad?

ISSN 2422-7226

Con motivo de la conmemoración del nacimiento de Paulo Freire, el pasado 19 de Septiembre, se desarrollará en el siguiente artículo algunos de sus aportes al campo educativo y al cambio de la sociedad. Se analizará, a la luz de sus ideas, las características que asume la formación de los profesionales universitarios en general, y de los educadores en particular, dentro de la universidad pública de nuestra localidad.

(Año 2 / Edición Nro. 65 / 28 de Septiembre de 2015 / Caleta Olivia).

Freire no es sólo un brasileño con buenas ideas 

Paulo Freire nació un 19 de Septiembre de 1921, en la ciudad de Recife, Brasil, una de las partes más pobres de este país latinoamericano. Aunque fue criado en una familia de clase media, sus preocupaciones siempre estuvieron dirigidas a combatir las desigualdades sociales, buscando darle voz a los oprimidos.

Es aún hoy en día considerado el pedagogo más importante de Latinoamérica. Sus ideas son tomadas como bandera de los diversos grupos sociales que se muestran comprometidos con las causas de los sectores oprimidos, incluso fuera del campo educativo.

A partir de Freire, es imposible negar que la educación sea un acto político. Ella es intencional, prioriza ciertos objetivos y descuida otros, se educa a favor de algo y en contra de algo. El educador tiene en su accionar la responsabilidad de educar para la emancipación o para la reproducción de un sistema social opresor. Es decir, la educación por sí sola no es revolucionaria, sino que depende de la manera en la que se lleve a la práctica. Y es a partir de allí que él critica la educación tradicional, a la que denomina bancaria, y propone, por el contrario, una educación liberadora.

En simples palabras, la educación bancaria se caracteriza por legitimar al educador como el sujeto que lo sabe todo indiscutiblemente, y cuya función es la de depositar esos saberes en las cabezas de unos estudiantes que no saben nada. Los alumnos, son conducidos a una memorización mecánica de este contenido, coartando todas sus posibilidades de creatividad o transformación. Al mismo tiempo, este tipo de educación sugiere la dicotomía hombre-mundo. Es decir, el educador diserta sobre algo completamente ajeno a la experiencia existencial de los educandos, a partir de lo cual éstos se transforman en seres separados del mundo. Este tipo de educación, nos dice Freire, sólo genera que los educandos mantengan una visión ingenua de la realidad, limitándose a adaptarse a ella y siendo simples espectadores pasivos de los acontecimientos.

La educación liberadora, en cambio, parte de una visión antropológica que concibe al ser humano como un ser inacabado [1]: “todos sabemos algo, todos ignoramos algo (Freire, 1993)”. Donde tanto el que enseña como el que aprende tienen algo por aprender, y donde ambos también tienen algo que enseñar. Esta manera de concebir la educación busca problematizar la realidad, por eso el educando es un investigador crítico en diálogo con el educador. Ambos son investigadores dado que la educación problematizadora implica un acto permanente de descubrimiento de la realidad. Se basa en el acto creador estimulando la reflexión y la acción de los hombres sobre el mundo, aquello que él denomina praxis.

Es la educación liberadora la que va a permitir una concientización, es decir, que los oprimidos tomen conciencia de la realidad opresora que los ubica en ese lugar, a partir de un análisis reflexivo y crítico de ella, para poder actuar y cambiarla. Es este el desafío que tiene cualquier sujeto que acepte ser un educador o educadora. Ahora bien, ¿de qué manera son resignificadas estas ideas en las prácticas educativas que se dan en el nivel universitario en nuestra región? ¿Cómo influye en la formación de los futuros profesionales, sobre todo en aquellos que se proyectan en el campo educativo?

¿Se forman sujetos críticos en la UACO?

Partiendo de nuestra propia experiencia formativa dentro de la Universidad Pública de Caleta Olivia podemos dar cuenta, a partir de distintos indicadores, de que existen ciertas deudas en cuanto a la formación de pensamiento crítico se refiere. Lo cual nos da algunas pistas sobre las potenciales prácticas de los futuros educadores y educadoras que allí se están formando (no nos referimos sólo a profesionales que tienen como objeto de formación los procesos educativos).

No es raro encontrarse con docentes que, manteniendo a sus alumnos sentados unos detrás de otros, se coloquen en frente de la clase a predicar su verdad científica (que difícilmente sea suya, dado que son contados con los dedos los profesores que han participado en el proceso de construcción del conocimiento que se enseña), o bien relatan historias de su vida personal que nada tiene que ver con el contenido que está en juego. Esta suerte de misas, o bien sesiones de catarsis, pueden estar acompañadas de unas hermosas diapositivas, lo cual tiende a generar la ilusión de que las prácticas educativas han “evolucionado y avanzado” gracias al uso de las TIC.

Desde el punto de vista del estudiante, no es difícil darse cuenta de que para aprobar esas materias basta con asentir con la cabeza durante las clases; y en el examen final, sólo alcanza con reproducir las ideas que vienen a responder preguntas que ya se habían hecho durante la cursada y los trabajos prácticos.

También creemos importante remarcar el hecho de que en los cinco años que hace que estamos en la universidad han predominado las paredes blancas, impolutas, neutras, donde cualquier mensaje con contenido crítico es removido sin remordimientos. A partir de esto uno se pregunta seriamente si se está en una universidad pública o en un convento. Asimismo, ningún estudiante actual de la UNPA-UACO puede negar el hecho de que los representantes estudiantiles no han mostrado interés alguno en contribuir a la memoria social de hechos históricos tales como el último Golpe Militar, La Noche de Los Lápices, La Reforma Universitaria del ´18, etc. Todos acontecimientos que sirven para poner en valor que hoy podamos tener Centros de Estudiantes y Alumnos Consejeros que participen del co-gobierno universitario.

Entonces, ¿cómo es posible enseñar a pensar críticamente en este contexto?; ¿De qué manera la universidad local puede llegar a ser una institución desde donde se formen sujetos que logren mejorar la sociedad?

Reflexiones finales

Si hay algo que Freire nos ha enseñado es que se educa también con el ejemplo, mediante una coherencia entre el discurso y los hechos. Por eso, sabemos que la formación no sólo se da a partir de los textos que leemos, sino también desde el modelo que representa el profesor o profesora que tenemos delante, al igual que las características culturales de las instituciones que transitamos, ya que tienden a inscribirse en nuestros habitus [2].

Queda claro que hay ciertos perfiles docentes (incluso desde el secundario) que resultan ser modelos durante la formación de los profesionales que van a actuar (no sólo, pero si sobre todo dentro del campo educativo) en nuestra región, y representan un obstáculo muy grande a sortear si queremos una educación liberadora. Justamente, Freire ha luchado, incluso a fuerza de persecuciones y exilios políticos, contra un pensamiento absolutista y autoritario. Por eso es necesario saber distinguir entre “ideas críticas” y “pensamiento crítico”. Las ideas críticas muchas veces pueden formar parte del discurso de quienes, buscando transmitirlas siguiendo una educación bancaria, las consideran como la única verdad que necesariamente debe ser impuesta a los demás. El pensamiento crítico, en cambio, puede servir para identificar a esas personas…

Por Mauro Guzmán y Natalia Magadan.

Estudiantes avanzados de Ciencias de la Educación y Becarios de Investigación del ITET (Instituto de Trabajo, Economía y Territorio). UNPA-UACO.

 

[1] Dicha incompletud da lugar al término “educando”, como un proceso de aprendizaje que es permanente.

[2] «El habitus se define como un sistema de disposiciones durables y transferibles -estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes- que integran todas las experiencias pasadas y funciona en cada momento como matriz estructurante de las percepciones, las apreciaciones y las acciones de los agentes cara a una coyuntura o acontecimiento y que él contribuye a producir» (BOURDIEU, Pierre–PASSERON, Jean: 1981, Sociología. “La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza”. Papel 451. Editorial LAIA).  

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