Año 7 / Edición XL / Santa Cruz / 27-09-2021 / ISSN 2422-7226
Por Juana Sosa y con intervención del Equipo Editor del Observador Central
Dado el hermetismo de las comunicaciones por parte del Consejo Provincial de Santa Cruz para informar las problemáticas, las redes sociales se transforman en un canal de lucha.
En la provincia existen muchas opiniones sobre la presencialidad y manejo de la pandemia en sí, pero desde hace años se ha constituido a las redes sociales como un espacio donde se puede hacer uso de la “palabra” y emitir opiniones sobre diversos temas. Existen casos dónde se hay expuesto delitos graves y que en función de este espacio se abre el debate y, en algunos casos, hasta se obtiene justicia.
En el caso de nuestra provincia, y en particular dentro del ámbito educativo, hay un hermetismo muy grande que incluye sanciones a docentes y directivos que permiten el ingreso de ciudadanos a las instituciones, ciudadanos que en la mayoría de los casos son padres de estudiantes de las mismas. Los medios reciben información cuyas fuentes no pueden salir a la luz porque terminan en sumarios administrativos aunque solo busquen mejor calidad en los espacios físicos donde habitan los estudiantes.
En la semana pasada sorprendentemente comenzó a circular una carta emitida por los docentes de la escuela N1 de Rio Gallegos que puso de manifiesto el reclamo ante las irregularidades cometidas en función de poner en práctica una “presencialidad completa”, anunciada con bombos y platillos pero que no tiene una correlación con la realidad de cada institución. El corte de los caños de las mesas, o pupitres, dobles en su mayoría, en busca de forzar el distanciamiento social ha puesto en circulación la realidad que viven los docentes y directivos, cuando deben cumplir, como sea, los pedidos superiores. Si bien no hay firmas individuales en ella, y toda información vertida en redes sociales debe ser corroborada, la realidad muestra que la barrera se marca en las presiones administrativas, muchas veces se hacen juicios de valor que distan mucho de la realidad de la profesión docente, ser nexo entre las presiones y los estudiantes produce un agotamiento que lleva al estrés. Los docentes son humanos, con aciertos y errores, como muchas tantas profesiones.
Hay falencias estructurales a lo largo y ancho de la provincia y muy pocos canales de denuncia para los profesionales de la educación, los adultos que son responsables de los niños por un período de más de tres horas diarias en cada jornada, aquellos que muchas veces llevan a cabo el ejercicio de su práctica profesional de condiciones donde ninguna persona debiera estar, humedad, hacinamiento, presencia de roedores, falta de agua, falta de insumos indispensables, etc. Los docentes y padres han encontrado en las redes sociales un espacio que permite poner en conocimiento a la sociedad de muchas de las situaciones injustas con las que deben trabajar, los padres van tomando conciencia de su rol como parte del triángulo pedagógico que permiten el desarrollo del aprendizaje de los ciudadanos de la provincia.
Si algo podemos sacar como positivo de esta pandemia es la posibilidad de visibilizar escenarios que han sido silenciados por años a través de la presión política que se ejerce con herramientas administrativas ante los que reclaman o visibilizan situaciones incomodas para los planes de unos pocos.
Es hora de tomar conciencia que mantener una posición neutral, dejar que los otros se hagan cargo de los problemas no permiten el progreso de las instituciones, sean estatales o privadas, la participación activa es parte de la solución a los conflictos, el mantenerse informado y actualizado genera conciencia y responsabilidad.
Debemos preguntarnos: ¿Las redes sociales son una realidad paralela o un espacio más de lucha?