Diferentes situaciones, ya explicitadas en notas anteriores, como la vorágine en la que se llevan a cabo las actividades diarias, acelerada por la interconexión de ámbitos y recados laborales solicitados a través de los diferentes dispositivos de comunicación hacen que veamos lejanas las posibilidades de cristalizar nuestros objetivos.El esfuerzo en conjunto y el trabajo en equipo de manera colaborativa son la única vía de acción posible para poder cumplir con nuestras tareas en el contexto en el que vivimos. Un ejemplo de ello fue el libro en el que formé parte como compilador y que prologó el Dr. Enrique Bambozzi, donde un grupo de profesionales de la comunicación y educación de Córdoba (Cuello, César; Díaz Bermann, Irene; Farcy, Emanuel; Firmani, Julio; Gambone, Alfredo; Giménez Maldonado, Pabla; Miotti, Leticia; Moriondo, Luciana; Pochettino, Rocío; Reinares, Belén; Rojas, Mariela; Vargas, Liliana) pudieron hacer realidad sus deseos de documentar y sistematizar sus experiencias en el aula.
(Año 1 /Edición Nro. 29 /19 de Enero 2015/Ciudad de Córdoba) Muchas veces enseñamos desde la teoría, pero llevar a cabo esos aportes a la práctica cierta y concreta resulta difícil, aún cuando sabemos que las necesidades de aprendizaje de nuestros alumnos son otras. Y esto se pone de manifiesto cuando vemos que la etapa de transición educativa en la que vivimos está transversalizada por la inclusión inexorable de las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC) en nuestras prácticas áulicas.
Diferentes situaciones, ya explicitadas en notas anteriores, como la vorágine en la que se llevan a cabo las actividades diarias, acelerada por la interconexión de ámbitos y recados laborales solicitados a través de los diferentes dispositivos de comunicación como los SMS, correos electrónicos, redes sociales, chats, etc; hacen que prioricemos otras tareas, hacen que veamos lejanas las posibilidades de cristalizar nuestros objetivos.
El esfuerzo en conjunto y el trabajo en equipo de manera colaborativa son la única vía de acción posible para poder cumplir con nuestras tareas y lograr así los objetivos que nos planteamos en este contexto en el que vivimos.
Un ejemplo de ello fue el libro en el que formé parte como compilador, donde un grupo de profesionales de la comunicación y educación pudieron hacer realidad sus deseos de documentar y sistematizar sus experiencias en el aula.
Con esta publicación, a partir de trece relatos de diez docentes y dos directivos (uno de nivel secundario y otro de un Instituto Superior de Formación Docente), se propició la narración, documentación y sistematización de experiencias pedagógicas significativas, entendiendo a estas, como herramientas válidas de comunicación para la enseñanza, ya que son antecedentes de buenas prácticas y actos de gestión dados en diferentes contextos educativos reales, todos ellos tendientes a profesionalizar la tarea docente y directiva, en pos de una mejor escuela a partir de la circulación de esta información empírica, utilizando los diversos medios que las nuevas tecnologías hacen posible.
Es de destacar como aspecto principal que este libro fue fruto del trabajo colaborativo y esfuerzo en equipo, realizado por los cursantes del taller de formación docente: “Narrativa y documentación de experiencias pedagógicas significativas”, el cual fue dictado a través de la Secretaria de Extensión de la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba. El mismo se basó en un proyecto de capacitación aprobado por esta casa de estudios con resolución ECI 481/2013 y por la Red de Formación Docente Continua de la Subsecretaria de Estado de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa de la Provincia de Córdoba con resolución de aceptación 101/2014 y de aprobación 496/2014.
El proceso de publicación de las narrativas fue posible gracias a un articulado y responsable trabajo colaborativo de los estudiantes donde ellos mismos fueron los protagonistas de las correcciones, sugerencias y observaciones de todos los relatos, esto a través del uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, utilizando redes sociales como Facebook, correo electrónico y la aplicación Whatsapp en teléfonos móviles.
El uso de las TIC favoreció la dinámica y metodología del proceso de evaluación de escritos propiciando así un aprendizaje colaborativo que fue surcado por espacios de crítica y debate entre los cursantes.
Uno de los aspectos más fuertes de la experiencia fue el trabajo de autocorrección y evaluación de los diferentes escritos que realizaron los mismos profesionales entre sí, solamente con una supervisión mínima mía como docente para propiciar su protagonismo como narradores y hacedores en primera persona de todo el proceso de escritura que tenía como objetivo en sí el curso-taller, (redacción, corrección, edición, diseño e impresión). En este sentido se privilegió que esas correcciones fueran hechas de manera colaborativa y con el consentimiento de todos, y se realizaron utilizando las TICs, ya que los tiempos presenciales para reunirse de todo el grupo se veían reducidos.
Por esto, coincidimos con Pico L. y Rodríguez C. (2012: 9) quienes asienten: “[…] Creemos que el valor del trabajo colaborativo responde a un modelo pedagógico que pone el acento en la interacción y la construcción colectiva de conocimientos, que sin duda se optimizan cuando se combinan con el trabajo en red. La colaboración en el contexto del aula invita a docentes y estudiantes a caminar juntos, sumando esfuerzos, talentos y competencias. Incentiva el aprender haciendo, el aprender interactuando, el aprender compartiendo.
La riqueza de la colaboración también reside en que los estudiantes aprenden reflexionando sobre lo que hacen, ya que en el intercambio los saberes individuales se hacen explícitos y se tornan comprensibles para los demás. La capacidad para responder a demandas complejas y llevar a cabo adecuadamente diversas tareas supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivaciones, valores, actitudes, emociones que se deben movilizar conjuntamente para lograr una acción eficaz. Contar con un caudal importante de competencias para trabajar con otros y colaborar en experiencias de aprendizaje es cada vez más necesario en las llamadas sociedades de la información y la comunicación […]”1
Con este pequeño ejemplo de un libro de narraciones sobre experiencias pedagógicas significativas llevadas a cabo por docentes de nivel secundario y superior se quiere incentivar a que otros profesionales se vean reflejados en esta experiencia y que se propongan cumplir con sus deseos y objetivos, sin olvidar que en esta etapa de la historia la globalización y las nuevas tecnologías de la información y comunicación ayudan a acercarnos y a facilitar algunos aspectos, pero también hacen que se aceleren todas las actividades y requerimientos que se nos demandan. Asimismo, se espera que visualicen que el trabajo colaborativo y en equipo es el único camino para llevar a cabo sus metas, así como también considerar a partir de esto que la labor docente es puramente social, y que no sólo se aprende del otro sino también con el otro.
Pablo Rubén Tenaglia- Licenciado en Comunicación Social
Docente Universidad Nacional de Córdoba
Becario Doctoral Tipo II CONICET
Colaboración Especial para Observador Central
[1] PICO, L. y RODRIGUEZ, C. (2012) “Trabajo colaborativo” Serie estrategias en el aula para el modelo 1 a 1. Conectar Igualdad. pp 9. 1ra Ed. Buenos Aires. Educ.ar S.E.