Año 5 / Edición XXXX / Caleta Olivia / 05-03-2021 / ISSN 2422-7226
Por Claudio Gutiérrez, Director de Prensa GeoMinera
Mediante un comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) la Iglesia católica en forma oficial se refirió al proyecto de Zonificación Minera que se debate por estos días en la Legislatura de la provincia de Chubut.
La máxima autoridad de los católicos resaltó en primer término conceptos vertidos por Francisco 1° en la encíclica Laudato Si, citando en esta oportunidad que “Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno económico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia”.
Seguidamente los religiosos expresan que ante el proyecto de Desarrollo Industrial Minero Metalífero Sustentable de la Provincia de Chubut, “expresamos nuestro total apoyo a los obispos de las Diócesis de la provincia de Chubut, que con firmeza y compromiso han pedido en reiteradas ocasiones que se escuche a todos los actores sociales, y al pueblo chubutense en su conjunto, que en su mayoría se manifiestan contrarios al proyecto de mega-minería, de inminente tratamiento en la legislatura provincial”.
La jerarquía eclesiástica sostiene su postura diciendo que “cabe destacar que también el CONICET se ha expresado negativamente. Valoramos y asumimos el camino recorrido en estos años por las diócesis de la región Patagonia-Comahue y especialmente de Chubut en su reflexión sobre la explotación minera. Es oportuno recordar el mensaje de Navidad del año 2009: «Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente, al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener». Mensaje de losObispos de la región de Patagonia-Comahue (Argentina), Mensaje de Navidad (diciembre 2009).
Sin referirse en ningún párrafo que en diferentes Diócesis y Arquidiócesis como Río Gallegos (Santa Cruz); San Juan (San Juan); Jujuy, (Jujuy), Salta, (Salta), Azul (Buenos Aires) se desarrolla la actividad minera metalífera con el acompañamiento de los pastores regionales, ahora, en este caso, rompen el silencio para cuestionar el proyecto del gobierno y la metodología empleada para su difusión. Para colmo, llama la atención, que no arrimen ninguna idea central de cómo lograr otras inversiones, acciones de generación de trabajo y combate de la pobreza en una provincia colapsada económica y socialmente. Nada dicen de los desastres sociales existentes en Chubut, la falta de trabajo, la pobreza y los altos conflictos sociales que, mediante trabajo genuino, se podría contrarrestar.
Otro aspecto del que carece esta comunicación de la CEA es que nunca citan a los sectores que sí están a favor. Principalmente a los miles de habitantes de la Meseta Central que se han mostrado a favor de una industria legítima. Llama mucho la atención que en ningún momento hacen referencia a los creyentes que sí apoyan la zonificación.
Tampoco resalta la curia mayor que en las provincias antes citadas la gran mayoría de fieles católicos son acompañados por sus líderes religiosos y bajo ningún aspecto impiden la generación de trabajo genuino previniendo de una industria lícita como es la minera.
En el caso de Chubut, jamás, desde los obispados de Comodoro Rivadavia o Esquel, pasando por las delegaciones de templos y religiosos presentes en las ciudades de Rawson, Trelew y Madryn, los clérigos tuvieron gestos para convertirse en puentes de diálogos y partícipes necesarios de procesos que permitan el entendimiento y no la división. Es más, en este comunicado ellos con palabras de la milenaria diplomacia de la iglesia “no dicen pero dicen” y así toman partido.
No existen dudas que el gobierno de Mariano Arcioni se manejo muy mal con esta iniciativa. Que le faltó organización, capacidad de organización, mensaje claro y preciso. Además podemos comprender que el negocio minero les haga ruido y genere desconfianza. Pero hubiera sido muy conveniente, convincente, diáfano y de amplia generosidad, que la Iglesia Católica haya debatido con los obispos y demás integrantes de otras jurisdicciones (con desarrollo minero) antes de inmiscuirse como parte del conflicto y no de la solución. Se han perdido una gran oportunidad. Privaron a la grey de sentirse representados por una vez tras muchos años de desencuentros.
No existen dudas que antes de tomar posición los obispos debieron convocar a un sínodo para que la “fuerza del Espíritu Santo” descienda sobre cada uno de ellos y no sean jueces y SÍ instrumentos de concordia y claridad. Que mucha falta les hace. A partir de allí ser inspirados para no caer en el doble discurso y la manipulación de la fe con fines que se desconocen o se presuponen contrarios a los intereses del pueblo.
“Se hacen eco y adhieren a la Consulta Popular”
Para meterse de lleno y en sintonía con los obispos chubutenses, la CEA expresó que “Por eso también nos hacemos eco de lo expresado por los obispos de Chubut en noviembre del año pasado, pidiendo que se busquen otros caminos, que incluyan tiempos prolongados de información y formación ecuánime en los respectivos protocolos, y la necesidad de la consulta popular. Los pobladores de la meseta tienen que tener un lugar especial en esta búsqueda de soluciones. De esta manera, podrán aportar su opinión, y ser verdaderos protagonistas de su destino. Invocamos a la Virgen nuestra Madre, para que ilumine las mentes y los corazones de nuestros dirigentes, cuando se presentan situaciones de extrema delicadeza en el cuidado ambiental y social”.
No hay dudas que existen pastores de buenas intenciones y que su posición contraria a la industria minera es respetada, válida y auténtica. Sin duda que el manejo de los recursos naturales trae aparejado un profundo debate y desde esta perspectiva es genuino comprender que las dudas e incertidumbres generen posturas encontradas. No obstante, dicho esto, sería interesante que la iglesia en sus variadas y contradictorias expresiones, no acepten el aporte (millonario) generoso que durante el año pasado, (y en otras tantas y reiteradas oportunidades) recibieron de esta misma industria. Ahí no hubo críticas o posturas contrarias. Hicieron “plin caja” y después, para no romper la tradición, solicitaron que “no sé de difusión el hecho”.
“La verdad los hará libres” dijo hace casi dos mil años Jesús de Nazaret, por tal motivo sería interesante y con cierto grado de ecuanimidad, la autoridad eclesiástica diga de qué lado está. Ya que con esta postura no apacigua las aguas, las ensombrece y algo más.
La misiva fue escrita en la Ciudad de Buenos Aires, el 4 de marzo de 2021, llevando la firma de los prelados Oscar V. Ojea, Obispo de San Isidro, Presidente de la CEA; del Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires; de Marcelo Colombo, Arzobispo de Mendoza y de Carlos H. Malfa, Obispo de Chascomús.