En esta segunda entrega se presentan algunos comportamientos claves de los Gerentes de Compras, Abastecimiento y Logística de las corporaciones mineras. Sujetos/actores que el ensayo se denominan “Big Man Económicos”. Estos “grandes hombres” actúan como representantes directos del desarrollo económico que porta la identidad del capital transnacional; es a través de ellos que se juega una parte importante de lo que se construye como desarrollo local en las comunidades. No se trata de un sujeto/ actor más que pasa inadvertido. Su rol sociológico (no el profesional) es trascendente frente a los proveedores-“empresarios” locales con quienes interactúa en las comunidades y territorio de manera inédita. El foco del ensayo está puesto en mostrar que entre la interacción con la corporación y la comunidad, su juego individual hacia adentro y hacia afuera produce “juego” cero del desarrollo sustentable que propone la actividad minera.
(Año 1/ Edición Nro. 33/ 16 de Febrero de 2015/ Provincia de Santa Cruz)
Los Big Man de la Minería como categoría metodológica
La categoría de Big Man (9) es útil para ejemplificar la existencia de dos tipos de sujetos/agentes de las culturas empresariales mineras en Santa Cruz a partir de los 90´. Roles culturales construidos entre la corporación y la comunidad que emergen socialmente de forma inédita, a partir del alerta de Esquel y de la expansión de las redes globales de resistencia antiminera (10). Distinguimos así la figura del Big Man en la minería metalífera a partir de reconocer la existencia sociológica e histórica de dos tipos empíricos de sujetos/agentes sociales contratados transitoriamente por organizaciones de empresas extranjeras transnacionales. Se trata de los Responsables de Relaciones con la Comunidad e Institucionales y Responsables de Compras, Abastecimiento y Logística. Al primero denominaremos Big Man Comunitario-Económico, mientras que al segundo denominaremos Big Man Económico-Comunitario; de este último, nos ocuparemos en esta nota. Nuestro Big Man económico, al ser contratado, dispondrá indirectamente de la confianza de los directores de las corporaciones para actuar en el territorio a partir de su experiencia y profesionalismo, casi siempre obtenido de otras industrias y no necesariamente de la minería. El principio que rige en la cultura empresarial es garantizar a través de este sujeto/actor el cumplimiento de metas de preconstrucción y construcción de proyecto: comprando, abasteciendo, proveyendo la logística justo a tiempo. De allí que los “times” y costos programados de construcción deben ser lo más racionales posibles y por ello también debe ser un hábil negociador.
El Big Man Económico en las localidades y el fin de la racionalidad comunitaria
Al incorporase a la empresa, los que rápidamente se transformarán en grandes hombres, deben como mínimo interiorizarse del mapa inicial de proveedores locales. Si bien todos ellos traen su listado de “carteras de proveedores” deben tomarse en serio en la formalidad interna y externa que versa “compre local” y “win-win” (ganas tú, gano yo, ganamos todos). Son ambas categorías discursivas que forman parte del lenguaje sagrado que debe actuar en estos tiempos de capitalismo global. Los Big Man económicos estructurarán rápidamente su poder y prestigio personal disponiendo la gestión de recursos de la inversión extranjera. Mediante la potestad de contratación casual o estable, redistribuyen capital monetario en una economía local o territorial siempre ávida de agarrar un negocio del tamaño que sea. Nuestro Big Man asoma la nariz en las comunidades y lo hace ante nuestros tres tipos de “empresarios”. Su monitoreo es individual, formal y es hasta capaz de poner a unos contra otros con informes de números que suministra en secreto y al margen de los estándares de transparencia de la organización empresarial que representa. Así, gradualmente en cada negociación sea pequeña o de millones, juega el rol que lo instituye como gran hombre de la minería. Su capacidad intuitiva, más el éxito en las relaciones interpersonales y mediante la técnica de asado de por medio, les permite construir, desde la comunidad hacia la empresa, otro tipo de poder cuando los favorecidos individuales, legitiman ante los restantes cuadros corporativos de segunda y primera línea diciendo “gracias señor X”.
El “Win-Win” como principio de la corporación capitalista
El equipo del Big Man tomará en un momento previo a la construcción del proyecto minero, un protagonismo local inédito en las comunidades y lo hará a expensas de las promesas de desarrollo de sustentabilidad comprometida en la etapa de exploración avanzada por cualquier empresa. Ahora hay que construir un proyecto, no una licencia social. Este término él sabe que existe, pero no es parte de su problema en la maquinaria corporativa. Así comenzará objetiva y subjetivamente a desplazar sutil, o abruptamente de la retina y confianza social al Big Man comunitario. Ahora el Big Man-Económico será el que canalizará hacia la comunidad y la corporación la racionalidad objetiva de los proveedores. Ahora el relacionamiento se personificará en su figura con nombre y apellido e inclusive por sobre el nombre de la empresa transnacional a la que representa; él es quien “canaliza” las inquietudes y ningún proveedor debe correr el riesgo de ser desplazado por hablar con quien no corresponde en la empresa.
Dispone de conocimientos especiales (incluidos los profesionales); conocimientos casi sagrados, que deben ser encuadrados en lo formal, con los principios y ética de transparencia que las empresas extranjeras estructuran en su ética filosófica y que deben demostrar en los mercados internacionales. Estas en su visión, misión, principios, incorporan en primer lugar el Win-Win (ganas tú, gano yo, ganamos todos). El Win-Win significa, para la corporación transnacional, generar, en teoría, excedentes económicos locales. Se trata de una visión generalizada de entender el desarrollo donde invierten. A la vez estas palabras sagradas incluyen en la estandarización la variable “desarrollo de proveedores” que les exige la responsabilidad social empresaria en distintas normas internacionales. ¿Pero qué ocurre entre las palabras sagradas del capitalismo y lo real de los comportamientos de los Big Man en los territorios de extracción?
Para nuestro “empresario” local el Win-Win, nunca llega a ser interiorizado culturalmente como concepto y herramienta política de negociación colectiva. Nuestro Big Man es tácito en la resignificación que pone en práctica, donde el proveedor-empresario tiene el deber de desarrollarse individualmente aprovechando la oportunidad que le brinda el negocio minero. La responsabilidad “ganas tu” del Win-Win se le transfiere al local, así “gano yo” a partir del primer acuerdo comercial. Es decir, es el “empresario” local el que debe perdurar posminería; es él, quien deberá existir como sinónimo y símbolo de sustentabilidad económica del desarrollo económico una vez que la construcción y la vida útil de la mina culmine su ciclo. Con estos argumentos, los Big Man Económicos establecen la oportunidad y la co-responsabilidad para los locales a la vez que la distancia de la responsabilidad del futuro de lo que alcanzan a entender por sustentabilidad. Ahora bien, cabe preguntarse por un solo detalle… y el ganamos todos?
El poder en manos del Big Man económico y el poder en las comunidades
He conocido varios Big Man Económicos que por oficio o “ego” buscan instalarse con su propio nombre intentando ser bien vistos hacia la empresa por ser ejemplo de ahorro de costos y ante los locales “empresarios” como el hombre de la empresa con quien hay que hablar, descalificando a los Responsables con la Comunidad (11). La declaratoria del discurso sobre la sustentabilidad pos minería es la que circula ante distintos agentes específicos de la comunidad, ante la propia corporación y el territorio. Los Gerentes de Compras, Abastecimiento y Logística intervienen y se entrecruzan por los caminos ya allanados o conquistados de los Big Man comunitarios de exploración, y comenzarán así a invertir la racionalidad de lo ya construido y comprometido en las redes sociales y organizativas de la comunidad.
Este movimiento de construcción de poder personal en nombre del Proyecto y los intereses de la corporación impacta necesariamente en las relaciones de desigualdad y poder que ya existen en las comunidades previo a la llegada de la minería. El juego del poder personal, que se representa en el lenguaje económico corporativo, difícilmente es advertido por los equipos de gerentes de primera línea de la cultura organizacional empresarial, y mucho menos es advertido por el directorio y los inversionistas del proyecto minero. Cuando ocurren fricciones que llegan a la opinión pública ocasionan no pocos conflictos en la superficie de la corporación, pero nuestro Big Man buscará rápidos ejemplos contundentes de lealtades individuales y explicará sin dudarlo ante la corporación “esta comunidad es complicada”.
Ausencia del sentido de lo colectivo y en nombre de la racionalidad corporativa
En todas las experiencias conocidas y vividas, con Big Man comunitarios y económicos en la creación de la organización “empresaria” CAPROMISA demostró que para los Big Man económicos, el poder personal se sustenta siempre en nombre de la racionalidad y metas empresarias y en una débil o ausencia de comprensión de las tramas culturales de las economías locales. En nuestra perspectiva, no logra, no sabe o no puede, instalar al interior de la organización empresarial un Programa de Desarrollo de Proveedores serio y sostenible. Las declaraciones verbales de entender la cultura local y conocer las debilidades y virtudes de los tipos de empresarios santacruceños, no implica compromiso de acción sostenida con la sustentabilidad del desarrollo económico vía la formación de proveedores en términos colectivos. La respuesta del Big Man termina siendo siempre un arreglo individual y coyuntural, porque para esto es lo único que está capacitado profesionalmente hablando. Arreglar supone siempre un desequilibrio de lo colectivo de la formación local de proveedores y con ello impacta en el concepto de desarrollo local que está construyendo el impacto de la empresa.
Cuando decimos que toma la riqueza del presupuesto corporativo, es decir el dinero y lo orienta con un estricto criterio personal, estamos diciendo que la herramienta que refuerza su poder se hace en nombre de los “estándares” que nunca logran comunicar con precisión en los pliegos licitatorios de rubros estratégicos y especialmente en las distintas escalas del rubro construcción. Pues en lo que no se dice, en una licitación que es legítimamente privada, está el margen para la negociación individual en nombre de los “estándares” y “times” del cronograma de construcción. Los Big Man, a esta altura, ya conocen muy bien las capacidades de los locales y saben que salvo raras excepciones, podrán alcanzar “estándares” que muchos de los que provienen de otras industrias recién comienzan a aprender. Por ello, cuando la cultura económica local da indicios de algún tipo de protesta coyuntural por contradicción entre discurso comunitario y la racionalidad de la intervención que nuestro Big Man Económico está accionando en relaciones individuales, éste se justificará de dos maneras: ante los proveedores en la racionalidad y tiempos del negocio minero, y a su vez, ante la corporación argumentado que ha sido la urgencia del proyecto que le exigió tomar una decisión que puede llegar a provocar algún desequilibrio comunitario que “ya se corregirá” en “próximas licitaciones”. Así es el círculo vicioso en el que entran los proveedores-empresarios locales, pensando siempre que alguno de ellos será el próximo.
Tiempo comunitario del desarrollo de proveedores-“empresarios” y “time” del proyecto
Se trata de dos sentidos vividos del tiempo diferentes. Los discursos empresariales, al ingresar a la comunidad, siempre son de largo plazo para formar proveedores; sentidos del tiempo que de nuestros tres prototipos de “empresarios” descritos en la primera parte de este ensayo, raras excepciones logran cruzar hacia la palabra empresario. El tema proveedores es, con seguridad al interior de la cultura empresarial, siempre un tópico que genera tensiones, pero aquí también suele imponerse el Gerente de Compras, Abastecimiento y Logística, quien justificará que la urgencia del proyecto le exigió tomar una decisión que, aun cuando sea equivocada comunitariamente, la corporación y el proyecto le reclaman, pues los locales “no están preparados”. Paradójicamente, es un esfuerzo también racional y formal, para el Big Man Económico-Comunitario, delegar los negocios de servicios chicos al territorio y los negocios de generación de activos y capacidades instaladas fuera del territorio; es este mecanismo que le permite, indirectamente, acumulación de prestigio personal en lo corporativo fuera del territorio de extracción y que sabe muy bien utilizar a la hora de neutralizar un local.
En realidad, en esta racional operación profesional o personal, se prescinde de toda lectura del proceso construido en las relaciones comunitarias de los Proyectos Mineros previa a la temporalidad intensiva que se instaura en la construcción. Ahora las decisiones sobre proveedores se corren y justifican por el “time” empresarial del Proyecto y su impacto es en toda la comunidad. Y es aquí cuando nadie de adentro de la corporación, ni de afuera se anima a discutir explícitamente ¿y la planificación del desarrollo local vía proveedores comprometida dónde está? No se discute, porque la planificación del desarrollo del Proyecto sí está; la que no está es la planificación del desarrollo de la comunidad y este es un problema que no es de la empresa.
En consecuencia estándares de gestión de ingeniería estructural y de detalles, estándares ambientales, capacidad de movimiento de volúmenes, excluyen lo endógeno territorial (proveedores-empresarios) en el negocio y por ende a la comunidad, pues en ausencia de dominios gerenciales de técnicas de planeamientos estratégicos situacionales y de dominios del desarrollo sostenible ex antes, el proyecto manda y los locales se quedan con el análisis de situación. Los Big Man económicos no poseen formación profesional en materia de teoría social, cultural, económica e histórica del territorio; ellos basan su práctica en su buen sentido, siendo claramente conscientes que en sus interacciones predomina su racionalidad individual que les permite subsistir ante las corporaciones y ante las debilidades de los locales. De este modo, cabe preguntarnos ¿y la sustentabilidad del desarrollo?
Colaboración especial Magister en Antropología Social Mario Palma Godoy *