La Reserva Provincial Ría Deseado, es sin dudas un lugar único en el mundo dada su belleza paisajística y biodiversidad, y lo tenemos aquí, en Puerto Deseado, en la Provincia de Santa Cruz. Mientras aguardamos la llegada de los pingüinos de Magallanes, te presentaremos a otra especie que allí cohabita: las toninas overas.
(Año 2/ Edición Nro. 62/ 07 de Septiembre de 2015/ Puerto Deseado)
En la edición anterior te presentamos a un miembro de la familia de la Reserva Provincial Ría Deseado, el pingüino de Magallanes. En estos días la ciudad de Puerto Deseado se encuentra en vigilia aguardando la llegada de los primeros pingüinos, mientras la espera se acorta, los amigos de la Ría comienzan a vestirse de fiesta para aguardar su llegada y la de la primavera.
Hay siempre ritmo en su mundo al natural…
Nuestro personaje de hoy trata de una simpática especie del mar que al igual que los pingüinos de Magallanes, viste su cuerpo pequeño, robusto y compacto de una apariencia en negro y blanco, de allí radica su denominación de “overo”. Su cabeza, la aleta dorsal y pectoral y el dorso animal son negros mientras que su garganta, el vientre y los flancos son blancos. En la zona genital de ambos sexos se observa una mancha oscura, en los machos en forma de corazón, casi como una insinuación ingenua de la madre naturaleza, mientras que en las hembras se presenta en forma irregular o de herradura.
Las señoras toninas son más grandes que los machos, estas especies alcanzan una talla máxima de 1,52 metros y su peso máximo es de 66 kg, al nacer las crías miden entre 60 y 75 cm de longitud y pesan entre 5 y 8 kg.
No son lentas ni perezosas, puedes verlas que nadan a una gran velocidad y con rumbos cambiantes, los comportamientos más típicos son las barrenadas o los movimientos en zig-zag en la proa de las embarcaciones, natación de costado o invertida cerca de los motores de las embarcaciones, saltos bajos, golpe de cola, boyando y spy hoping, toda una destreza totalmente envidiable para muchas especies, especialmente para el hombre.
Esta especie, costera, solo puede ser encontrada en la Patagonia Atlántica, desde la desembocadura del Río Negro hasta el sur de Tierra del Fuego, en las Islas Malvinas, la Isla de los Estados, el Pasaje de Drake. En el Pacífico en la zona austral de Chile, en el Estrecho de Magallanes, y en el Océano Índico en las Islas Kerguelen. Buscan zonas estuariales, desembocaduras de rías y áreas protegidas para desarrollar su vida.
Suelen vivir en pequeños grupos de entre 2–8 individuos, pero también pueden ser vistas en grupos mayores de más de un centenar en mar abierto.
Los caminos de la vida…
¿Nunca te preguntaste quienes fueron los hombres o mujeres que se encontraron por primera vez con algunas de las especies que habitan en nuestro planeta? Vamos aprovechar esta oportunidad para comentarte que la tonina overa fue vista por primera vez por el naturalista francés especializado en física y botánica Philibert Commersson quien en su viaje de expedición, en el año 1767, se encontró con una manada de delfines blancos y negros cuando llegaron a Tierra del Fuego, este descubrimiento fue registrado en su libreta de notas enviándola a Francia al Conde de Buffon, G. Leclerc, quien era encargado de los jardines del Rey y de su magnífica biblioteca.
Pero fue en 1804 el momento en el cual el Conde de Lacepede, naturalista del Museo de Historia Natural de Paris, cuando el mundo da cuenta de este descubrimiento, a partir de la publicación y descripción que realizara este Conde acerca de esta nueva especie en base a las observaciones que realizó quien los avistó y describió por primera vez, el naturalista Commersson. En la comunidad científica comienza a denominarse a esta especie con el nombre de “Cephalorhynchus commersonii”.
“Amores para toda la vida”…
Chantal Torlasky, es bióloga y guía naturalista de Los Vikingos, quien comparte con nosotros la experiencia de encontrarse en un viaje de investigación con amores que llegan y que la hicieron quedarse en Puerto Deseado: la tonina overa y Puerto Deseado, amores que perduraron pero que luego llegaron otros más importantes, su familia.
Su experiencia con las toninas overas radica a partir del año ´94, cuando se encuentra por primera vez con esta especie en Puerto Deseado, a partir de una tarea de investigación que realizaba.
«…Debía elegir una especie de cetáceo del Mar Argentino para estudiar. Había visto franciscanas en Bahía San Blás pero eran difíciles de avistar y cuando lo hacíamos sólo mostraba la aleta dorsal u ocasionalmente la cabeza y el pico; las toninas (flippers), son enormes de 4 metros, súper rápidos pero difíciles de traquear debido a que San Blás estaba lleno de bancos de arena y con las diferencias de marea era muy problemático; la ballena franca austral en Península Valdés era enorme, pacífica, dulce y sumamente lenta para mi carácter; las orcas…casi me muero cuando presencié mi primer ataque en Punta Norte….Fue un momento decisivo, entendí que yo no iba a ser Orcóloga. Y entonces seguí hacia el sur ya con pocas opciones. Me quedaba la Tonina overa en Puerto Deseado y el delfín austral en cabo Vírgenes”, nos relata la bióloga.
“Cuando avisté mi primera tonina overa fue determinante, sin dudarlo sentí que era la indicada y pensé ¡Esta es la especie! No sólo podía avistarla desde tierra sino que también, como es muy sociable, suele acercarse a las embarcaciones. Juguetona, rápida, inteligente interacciona con uno de una manera especial que no podes dejar de asombrarte en cada encuentro…”.
Por el Equipo Editor de Observador Central