Año 7 / Edición L / Chubut / 06-12-2021 / ISSN 2422-7226
Por el Equipo Editor del Observador Central
En las últimas semanas circuló una noticia sobre una matanza de pingüinos de Magalles en Punta Tombo, a 110 km de la capital de Chubut, en la que distintos medios se hicieron eco rápidamente. Sin embargo, finalmente, lo sucedido no fue lo que se informó.
A finales del mes de noviembre circuló una noticia, en todos los portales y en las redes sociales, sobre un hecho que estremecía no solo a la provincia de Chubut y a la Patagonia, sino a todo el país. El hecho, sucedido en la Reserva Natural de Punta Tombo, refería a una persona que habría ingresado a la reserva y, utilizando una escabadora, habría aplastado nidos de pingüinos de Magallanes, además de matar a ejemplares adultos, dejando a los pichones fallecidos y/o a los huevos derribados.
Ubicada en Florencio Ameghino, la Reserva Natural de Punta Tombo abarca unas 210 hectáreas de estepa patagónica y se caracteriza por ser la colonia con más cantidad de pingüinos de Magallanes del mundo. Se creó en 1972 por medio de un decreto como reserva natural turística, en 1985 fue designada como reserva faunística provincial y en 2015 se creó el Área Protegida Marina Punta Tombo, siempre con el objetivo de preservar las colonias de estas especies de pingüinos.
Por medio de un campo contiguo a la zona, se creía que la persona a cargo había abierto un camino sin autorización y que había enterrado y aplastado a los nidos de los pingüinos. Además, también se habría electrificado el cercado, una de las principales causas que circulaban y que se creía que había causado la muerte por parte de los adultos.
Este hecho recibió la denuncia del Ministerio de Turismo de Chubut hacia el dueño del campo lindero. Además, se sumaron las denuncias penales de Juan Cabandié, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y la de Greenpeace Argentina, junto con la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas, hacia el Ministerio Público Fiscal de Chubut para que se investigue el caso. Asimismo, luego de conseguir el aval de la justicia, la Brigada de Control Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible allanó el predio.
En 2007 Luis Emilio La Regina, dueño oficial del campo, donó 12 hectáreas a la reserva para preservar el hábitat. Luego de fallecer, repartió todas sus propiedades a sus dos hijos Alberto y Ricardo (en realidad Ricardo nieto ya que Ricardo hijo ha sido considerado “insano” por la justicia). A pesar de que circularon distintas versiones sobre el por qué de este hecho, siendo una de ellas la posibilidad de que haya sido por problemas familiares de sucesión del campo (lo cual no es posible ya que la repartida ya ha sido efectuada), Alberto, uno de los dueños actuales de “La Perla”, ha sido considerado como un ejemplo para los guardafaunas y biólogos de la zona. En el caso de Ricardo (hijo), se conoció que informó a la justicia la compra de una máquina retroexcavadora en el mes de agosto. Además, en una entrevista confirmó que, con autorización, tomó la decisión de realizar el camino y colocar el alambrado en julio, época donde no se hallan los pingüinos. (Fuente: ADNSur)
Los funcionarios que pudieron recorrer el lugar confirmaron que no encontraron la magnitud de pingüinos fallecidos de la que se hablaba, hallando solamente dos pichones muertos, un hecho poco alarmante. Asimismo, los videos y fotografías que circulaban, y que se habían viralizado en los últimos días, no fueron tomados en Punta Tombo sino en otra colonia de pingüinos.
De igual manera, el dueño y el supuesto culpable de la matanza, el cual ya había declarado que contaba con autorización, colocó un alambrado en su campo para resguardar su ganado, al cual se dedica, y se cercioró de que estuviera a la altura correspondiente para no lastimar a los pingüinos. Por lo tanto, la hipótesis del siniestro es ya improbable y errada.