Año 5 / Edición XX / Caleta Olivia / 5-07-2020 / ISSN 2422-7226
Pasamos por la vida sin darnos cuenta que, en este viaje a veces se requiere de un fuerte sacudón para reconocer que la felicidad está a la vuelta de la esquina.
Entre tantos golpes y la pesada carga de nuestros errores, nuestras heridas y todo el bagaje que decidimos llevar sobre nuestras espaldas, generando ese sentimiento de fracaso, culpabilidad y decepción, reconozco que son justamente los que me permitieron avanzar y convertirme en lo que hoy soy.
Que no se nos olvide que antes que nada somos humanos transitando una vida plena, de aprendizaje y crecimiento. Que hiciste lo mejor que pudiste en función del nivel de conciencia que tenías entonces. Lo que ocurrió, tuvo que ocurrir. No pudiste hacerlo de otra forma porque no sabías.
Date una nueva oportunidad. Eres merecedor de experimentar una vida plena y libre, tienes derecho a caerte y levantarte, a tomar decisiones equivocadas y aprender de ellas. Todo depende de la actitud que tomas ante la vida. Por eso compréndete, perdónate, aprende y sigue adelante sin ese pesado lastre.
Si no perdonas tu pasado, paralizas tu presente, y limitas tu futuro.
Hoy decido perdonarme. Hoy reconozco mis errores. Hoy reconozco que mi vida es maravillosa.
Reconozco que he equivocado el camino muchas veces, pero no por ello viviré una vida de reproches y culpa. Elijo aprender de los errores y tomarme cada uno como un desafío personal para sacar lo mejor de ellos, mejorar y crecer.
A partir de hoy me abrazo amorosamente, me perdono por no hacerlo más seguido, me perdono por no aceptarme tal cual soy. Por no respetarme lo suficiente y valorarme, por generar miedos e inseguridad en mí. Me perdono por no amarme, por ser mi más severo crítico al hacerme sentir miserable, olvidando lo valioso que soy. Me perdono por sentirme insuficiente, carente, permitiendo que otras personas me arrastraran a sus carencias y falta de autoestima.
Me perdono porque alguna vez deje de ser quien soy solo por agradar a los demás. Por pensar en los demás antes que en mí mismo, porque se me olvido que no puedo dar lo mejor de mi versión si no estoy bien. Me perdono por haber juzgado a los demás sin conocer su historia y las heridas que cargaba, por las decepciones, por haber callado, por los rencores, me perdono por haber herido, y por permitir que me hieran. Me perdono por equivocar el camino, por permitir que me robaran mi paz mental y mi salud emocional. Por dejar de ser feliz y de luchar por mis sueños y mis metas. Me perdono por ser diferente, y salirme de patrones impuestos y superficiales, carentes y vacíos.
Hoy me perdono absolutamente todo, porque así me lo permito, hoy dejo de ser mi propio juez, y verdugo, hoy acepto que la persona más importante en mi vida soy yo. Me libero, suelto lo que no me hace feliz y elijo seguir adelante porque me amo tal cual soy.
Hoy me perdono si olvide vivir, intentando sobrevivir.
«Un corazón atrapado en el arrepentimiento, necesita perdonarse para ser liberado. Vive en el presente, ese es el enfoque positivo de la existencia» – Osho.