(Año 4/ Santa Cruz/30-09-2019/ ISSN 2422-7226)
El Dr. Alberto Carlocchia que encabezaba la Lista Celeste y Blanca es el nuevo presidente de la CAEM al imponerse por 24 votos a los 19 obtenidos por la Lista Azul que encabezaba Franco Mignacco.
Tras ganar las urnas el pasado 12 de septiembre, los ejecutivos de las empresas mineras rápidamente hicieron el traspaso y cuando se presentó ante la prensa especializada, para brindar su primera conferencia como titular de esta institución, ya había asumido legalmente su nuevo rol. Sin duda, algo expeditivo. Una de las ventajas con la que cuenta el destacado hombre de la actividad empresarial minera, hoy trabajando en Patagonia Gold, es que lleva veinte años dentro de la industria. Experimentó diferentes funciones que le permitieron familiarizarse muy bien con las áreas de comunicación y representación institucional. Su paso por los yacimientos de Cerro Vanguardia, Cerro Moro, Cerro Negro, Cao Oeste, Lomada de Leiva (todos en Santa Cruz) y en este último tiempo en la provincia de Río Negro, en el emblemático “Calcatreu”, son una tarjeta de presentación muy robustecida.
Posee el conocimiento por haber estado viviendo en zona de mina y de cumplir funciones ejecutivas en las primeras líneas empresariales. Como le dicen en el barrio: “un todo terreno”. A este sintético “currículum vitae” hay que agregarle que pasó muchos años asimilando enseñanzas de la mano de su padrino, en este rubro, que fue el Ing. Walter Schamale. Y, como si fuera poco, sumó muchos años como ladero de dos pro hombres de actividad gremial empresarial como el Ing. Jorge Fillol Casas y el Dr. Julián Rooney.
“El Beto”, como lo reconocen cariñosamente, se forjó desde un principio en la dura tarea que le demandaba el yacimiento y posteriormente en la comodidad de la “city porteña”. Pero siempre se caracterizó por ser un profesional que estuvo en zona, para lo cual mediante, una relación de ida y vuelta con las círculos sociales aledaños a la explotación.
Supo aggiornarse a cada desafío, sin perder contacto con la otra realidad minera, basada en reclamos, conflictos, exigencias, incomprensiones y esa maldita costumbre del sector de no querer comunicar las características peculiares de la industria. Todo esto contribuyó a que hoy sea un ejecutivo que conoce bien de qué se trata la minería.
No se puede afirmar, si esto que se detalla, le será algo a favor o le jugará en contra. Carlocchia asume este rol de representatividad, también sabiendo, con qué tipo “de bueyes” debe lidiar, dentro y fuera de la CAEM.
Si bien es cierto que el tema de la comunicación sigue siendo un punto negro, tanto para él como para sus pares ejecutivos. Continúan sin entender lo que significa comunicar la industria.
Sin embargo se mostró convencido en buscar una imagen que identifique a la actividad privada como industria. No es una de las definiciones más contundente ni lúcidas, pero ante la nada absoluta que muestra la historia, permite sospechar que puede existir algún cambio en material comunicacional.
Carlocchia comprende muy bien que si apuesta a una gestión sólida y diferente a la ya experimentada, deberá aplicar lo que aprendió en el rugby: trabajo en equipo, esfuerzo, compañerismo y confianza. De esa manera podrá tener gratos momentos para acceder a buenos terceros tiempos.
La tarea pendiente es amplia. La agenda de la CAEM exigirá recomponer relaciones entre los bandos que volvieron a disputarse espacios de poder. Si bien la sugerencia es contratar un buen analista que permita tener conclusiones (de cómo 52 votantes no pueden consensuar un perfil la institución demanda definir un rumbo con timoneles representativos, sin ególatras, ni operadores de cuestiones y beneficios personales) para concebir que lo mejor para las empresas es hacer una buena sociedad que permita acceder en forma conjunta al bienestar para trabajadores, provincias, comunidades, proveedores y país.
Comenzó para Carlocchia el tiempo de descuento. Llegó la hora de plasmar ideas, conceptos y sueños. De romper con la parsimonia, la mezquindad y el descompromiso. Por eso desde estas páginas hablamos de “bisagra”.
El flamante presidente se preparó para ello. Cuenta con el aval de las empresas más trascendentes que operan en Argentina. Pero sustancialmente, la de un grupo de profesionales y ejecutivos que anhelan otro posicionamiento que se diferencie de la híbrida e inestable imagen institucional que dejó Marcelo Álvarez. Hay tarea para realizar y cambios que ejecutar.
Por Claudio Agustín Gutiérrez,
Director de Prensa GeoMinera