“El tren que trajo sueños y esperanzas”
(Año 2 / Edición Nro. 72 / 30 de noviembre de 2015 / Puerto Deseado).
Es en la presidencia de José Figueroa Alcorta, en el año 1908, cuando se sanciona la Ley Nro. 5559 denominada de “Fomento de los Territorios Nacionales”; una ley que tuvo como propósito dar un destino a las tierras de propiedad del Estado de la Patagonia Argentina y otro más ambicioso que pretendía articular al país mediante nuevas líneas de comunicación.
Pero también, a esta idea de integración nacional, se le sumaba que el Estado Nacional Argentino proyectaba integrar al país con la República de Chile. Es así, que pensar en poblar la Patagonia andina estimularía el progreso para ambas Naciones, con beneficios recíprocos.
Fue sin lugar a dudas que este ferrocarril, por la decisión del Estado Nacional y el interés privado, propició fuertemente en su etapa de construcción mediante el movimiento que se generaría en las estaciones, un fuerte crecimiento poblacional en el territorio. Pero también fue una herramienta clave que terminó constituyéndose como el medio de transporte más importante para el desarrollo de la actividad productiva y comercial de los pueblos que se asentaron sobre sus rieles, atrayendo de esta manera importantes capitales financieros y comerciales al servicio de la misma, siendo los más significativos provenientes de la región magallánica, en la República de Chile.
“El Ferrocarril: una herramienta para el desarrollo”
En sus inicios y hasta el año 1929 este ferrocarril constituyó un elemento que motivó el crecimiento de la actividad económica de la zona. Fue en esta época en donde se produjo una importante radicación de inversiones orientadas en brindar servicios de tipo financiero y comercial, motivado esto porque se generó una importante ocupación de tierras para el desarrollo de la actividad ganadera, la cual se encontraba transitando un periodo de bonanza económica ya que la misma se hallaba en plena expansión dado que los precios de las lanas estaban en alza en el mercado hasta fines de la primera guerra mundial.
Entre las inversiones que se destacan en ese periodo, los autores del libro “Historia de un Ferrocarril Patagónico”, Susana Torres, Graciela Ciselli y Adrián Duplatt destacan la de un empresario de origen alemán, Rodolfo Stubenrauch que se encontraba instalado en el sur de Chile; quien instaló en Puerto Deseado casas de Ramos Generales en el año 1909, y luego en el año 1912 junto a Severino Amelung, inaugurarían en esta misma ciudad, los conocidos y resguardados aún en la memoria del presente de los habitantes deseadenses, los Talleres Volcán.
Otras inversiones provenientes del sur chileno se instalarían en el territorio motivadas por las oportunidades de negocios que se avizoraban, la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia es un caso emblemático; la misma inaugura su sucursal en Puerto Deseado también en el año 1909 y posteriormente lo haría en las estaciones de Pico Truncado, Las Heras y Lago Buenos Aires. Esta conocida y legendaria empresa también llevaría adelante en el territorio la comercialización de lanas, actividades de tipo financiera y de transporte marítimo.
De este modo, mencionan los autores en el libro citado la llegada a Puerto Deseado en la misma época de los hermanos Martinovic, de origen croata, quienes instalan un negocio de expendio de bebidas. Otros comerciantes, también inmigrantes se instalaron en esa ciudad. Es así que hasta 1912 el censo de aquella época registra una proveeduría, treces fondas, ocho hoteles, almacenes y tiendas, entre otras.
El ferrocarril, como medio de transporte terrestre que conectaba a una región extendida en 283 km y a su vez se unía al sistema marítimo, fue sin dudas un excelente esquema que lograba articular al territorio con el puerto chileno de Puntas Arenas.
Esta relación comercial binacional propició que durante los años 1909 a 1919, arribaran a Puerto Deseado más de veinte buques anuales, pero ya en el año 1927 este movimiento portuario motivado por una gran actividad comercial y productiva decaería a seis buques arribados por año. Básicamente arribaban de Punta Arenas a nuestro puerto productos alimenticios, bebidas, material para la construcción, carbón y armas. Y desde el puerto de Puerto Deseado partían hacia Punta Arenas la producción lanera del territorio, cuero de guanaco, grasa, etc., como así también otros productos de origen argentino que llegaban a Puerto Deseado por barcos, teniendo en cuenta que este conectaba con Punta Arenas y con Buenos Aires.
Pero estas expectativas de crecimiento y desarrollo económico comenzarían a apagarse tras la paralización de las obras que terminaron por no concluir el plan ambicioso de dejar integrado vía el ferrocarril a todo el territorio nacional. Luego, otro factor negativo que interrumpió el crecimiento que se venía desarrollando se dio luego en 1929, tras la crisis de la pos guerra mundial que trajera consecuencias negativas para los precios internacionales de la lana, lo cual terminó perjudicando a los comerciantes y productores del territorio.
Es así, que el ferrocarril fue una herramienta clave que aceleró el proceso de ocupación de tierras fiscales y fue motor de crecimiento para las actividades económicas del territorio aunque no motivó, por otro lado, la diversificación económica y productiva de la zona. Sólo Puerto Deseado y Las Heras fueron las estaciones más activas del ramal.
Puerto Deseado tuvo un lugar de privilegio en este ramal ya que las actividades comerciales y portuarias tenían como epicentro a esta ciudad costera y, por otro lado, porque los talleres del ferrocarril se encontraban instalados allí, generando no solo una significativa actividad económica sino que el ferrocarril también tuvo un rol importante en la vida social de los deseandenses; este recuerdo aun se mantiene vivo en la memoria de aquellos protagonistas que vivieron con alegría cada llegada y salida del tren.
Y llegando casi al final de las memorias de nuestro Ferrocarril… y como dice el dicho… “Dios está en todos lados pero gobierna en Buenos Aires”…, la presidente Cristina Fernández de Kirchner anunció meses atrás la reactivación del ramal ferroviario para integrar y articular a toda la zona norte de Santa Cruz para posteriormente conectarla con el territorio chileno.
Ahora sólo aguardan con esperanza los habitantes de la zona norte de la Provincia de Santa Cruz que este proyecto conforme parte de la agenda del nuevo gobierno nacional a quien le tocará gobernar los destinos de un país “federal” a partir del 10 de diciembre de este año. Y deberá gobernar con un “amor” que entienda que el interior del país aún tratándose de nuestra Provincia, también existe.
Por el Equipo Editor de Observador Central.