La historia de Puerto Deseado nace a partir del Siglo XVI, cuando su bella Ría Deseado fue avistada por primera vez por Magallanes; fue a partir de este momento que portugueses, españoles, ingleses y holandeses vieron a este lugar como un sitio de paso y de asentamiento provisorio. Muchas cosas comenzaron a suceder a partir de ese momento: una de ellas, el establecimiento de una Compañía Pesquera que tenía como fin comercial la explotación del cuero y del aceite de la fauna local, dando cuenta de un proceso colonizador.
(Año 2/ Edición Nro. 78/ 18 de enero de 2016/ Puerto Deseado).
Una historia que sucedió hace mucho tiempo…
Esta Isla ubicada en la costa de la pintoresca ciudad de Puerto Deseado (Provincia de Santa Cruz), formó parte de un “territorio” en el cual la Real Compañía Marítima de Pesca, creada en España en el año 1789, fue parte de un importante y novedoso proyecto empresarial y poblacional.
La creación de esta Compañía tenía dos objetos, uno económico y otro que tenía como finalidad reforzar el poder político de la Corona en las costas patagónicas. Esto permitiría acelerar el proceso de asentamiento poblacional y obviamente proteger las costas de su dominio, ubicadas en territorios lejanos y con fuertes apetencias de conquistas de otras potencias extranjeras.
El objeto económico estaba basado en la explotación de la fauna marina existente en el territorio para la producción de aceite que sería utilizado como fuente de energía, así como también se realizaba un aprovechamiento del cuero, y demás recursos que se pudieran obtener a partir de la explotación de la misma.
Es así, que la Isla Pingüino se constituyó como un sitio ideal para la obtención de los recursos necesarios para el cumplimiento de los fines comerciales de este proyecto.
Cabe destacar también, que el Rey Carlos III era accionista en la Real Compañía, lo cual le permitía al proyecto disponer de mano de obra, licencia para operar libremente en el territorio y el uso de un transporte gratis.
Hoy un lugar turístico… Ayer el asentamiento de un matadero…
La Isla Pingüino en el presente es uno de los más bellos atractivos de la costa patagónica; su anfitrión estrella en el presente es el pingüino de penacho amarillo, una especie casi exótica, que despierta la admiración de todo aquel que lo conoce en vivo por primera vez. Miles de turistas, año tras año, visitan Puerto Deseado en búsqueda de esta joyita de la naturaleza escondida en este lugar llamado “fin del mundo”.
Pero en la Isla no siempre todo fue color de rosas, y no siempre fue objeto de admiración. Como tampoco el pingüino de penacho amarillo fue la “atracción” del lugar…
Allí se dio lugar a una matanza de animales indiscriminada, con vistas a satisfacer intereses económicos. En la Isla se encontraban los mataderos de lobos de la Real Compañía y en la actualidad se pueden observar la existencia de miles de huesos de todo tipo de fauna que fue sacrificada durante esa época, anterior y posterior a ella por distintas civilizaciones, como así también de las ruinas históricas que dan cuenta de la existencia de este sitio.
La explotación de los recursos faunísticos de la Isla respondía a que en aquella época, Europa comenzaba a intensificar la compra de aceite, el cual era utilizado como fuente de energía para iluminar y este, para atracción de muchos intereses, se encontraba disperso y disponible a lo largo de toda la costa de la Patagonia, gratis.
No obstante, a este boom comercial, diez años después de la Creación de la Real Compañía de Pesca la empresa fracasó. Por un lado, por no lograrse la coordinación de los dos objetos que tenían intereses distintos para las partes interesadas (Corona y accionistas privados); y, por otro, por la excusa de los conflictos derivados por las invasiones inglesas. Dado que los pocos pobladores que habían zarpado del puerto de Santander para venir a poblar este lugar remoto se retiraron.
De este modo, expresa Daniel Schávelzon en el libro “El Área fundacional de Puerto Deseado”: “[…] La preocupación de los inversores se centraba en la explotación casi gratuita de las riquezas que brindaban las regiones marginales del imperio, mientras que las del gobierno estaban dirigidas a mantener su soberanía en aquellas zonas lejanas; no eran ideas incompatibles, solo que eran imposibles de conjurar en un sistema colonial en plena decadencia y el modelo de avance de explotación capitalista de los recursos naturales que ya estaba entrando en vigencia para esa región […]”.
Es así, que el 10 de junio del año 1809 se decreta la extinción de la Real Compañía, pero las historias de Puerto Deseado no finalizan aquí… todavía hay mucho más para contar…
Por el Equipo Editor de Observador Central.