Imponer una nueva conciencia moral de transparencia, paralelo profundizar la estructura social de la desigualad heredada, coinciden con el país financiero que se normaliza al mejor estilo de la realidad del capitalismo salvaje. El lugar que se propone a los ciudadanos es sacrificar su presente para obtener supuestos beneficios en un futuro. Ese futuro incierto por ahora sólo se visualiza a favor de los que más tienen y tendrán mucho más.
(Año 2 / Edición Nro. 84 / 10 de Julio de 2016 / Caleta Olivia)
En la Nación y en la Provincia la gobernanza del primer semestre ya permite visualizar un anticipo de cómo se naturalizará la realidad de la vida cotidiana de los ciudadanos de Santa Cruz y de gran parte del país. El Macrismo aprovecha la brecha de las encuestas que le dan todavía confianza social con independencia de las medidas económicas y errores bochornosos.
Sus errores son tolerados en medio de un clima social donde la corrupción es remplazada con la esperanza de que en el segundo semestre todo mejorará. Este es el contexto que también alcanza a los ciudadanos y gobierno de Santa Cruz como parte de un destino común con gran parte de la nación. Situación que además lo petrifica en una meseta de gobernabilidad, producto de sus propias contradicciones objetivas, subjetivas e históricas. Ejemplos hay por donde usted quiera mirar.
Hemos sostenido al inicio del gobierno de Macri que no se trata de un Estado Neoliberal al estilo de los 90’. Sí asumimos que el grupo de poder es de identidad explícita neoliberal. También hemos sostenido que podrían actuar un poco más lejos del neoliberalismo ortodoxo de los años 80´y 90´y si más cerca del Post Neoliberalismo instituido en los últimos diez años desde el propio Estado. (edición 79) Aquí creemos que subestimamos que había existido aprendizaje político de la ortodoxia neoliberal. Entonces nos equivocamos.
También sostuvimos que para el caso de Santa Cruz “…tal vez el riesgo mayor que puedan están cometiendo los aliados de “Macri” y del Masismo, es que juegan en Santa Cruz al filo hilo de ser considerados los principales “fogoneros” de la caída del FPV y no ser capaces de construir oportunidades de gestión ante el gobierno nacional que los utiliza como voceros” (edición 81). Esta aseveración la sostenemos, pero no habíamos previsto que la descomposición del FPV desde su propio epicentro político -Santa Cruz- se aceleraría tan rápidamente.
Recordamos ambos antecedentes porque la agenda política del mes de abril, mayo y junio, sólo han abonado nuestras premisas en múltiples sentidos. Si nos hemos equivocado en pensar que no se repetiría de manera tan violenta hacia la clase de los trabajadores como una de las principales variables de ajuste social del Ingeniero Macri y su equipo de Ceos.
A nivel nacional, la agenda de la conciencia moral de la corrupción, se intenta imponer como realidad total de la sociedad. De esta manera la inflación, la recesión y el ajuste representan temas solo para entendidos en programas especializados de televisión que taladran la cabeza. Combinaciones extrañas de macro economía con clases didácticas del robo se imponen mediáticamente.
La oleada del duro ajuste social del macrismo, hasta antes del efecto “López”, había obligado al propio Duran Barba a exponerse mediáticamente. Desde su pedestal de consultor y con encuesta de confianza social en manos, intentó dar muestras fehacientes que sus mediciones de temperatura y clima social que le es útil a las señales que los grupos de poder económico necesitan. Para Durán Barba la teoría del miedo y de distracción estratégica es perfectamente compatible con que “no he vistos muertos por hambre”.
Se impone así con mucho éxito la agenda de corrupción por sobre la realidad social de la Argentina total. Sabemos que el morbo vende y legitima clima social, político y jurídico. Estas condiciones favorecieron para jugar al tarifazo bochornoso, el blanqueo de capitales, la reforma impositiva, la vuelta de poder discrecional a las fuerzas armadas y la quita de poder político a la protesta social de movilización de trabajadores que no estén sindicalizados en las estructuras tradicionales.
La Conciencia moral del Post neoliberalismo del equipo de Macri intentó mostrar que el logro del pago externo a los denominados fondos buitres, fue símbolo de soberanía nacional y con ello se anunció un clima propicio para entrar en el productivismo desarrollista con nuevas inversiones. Por eso, a Macri “le duele” el sacrificio de la sociedad que progresará a partir de este segundo semestre. La promesa es sacrificar el presente como desafío del mañana. Pero no le duele decir que el Sacrificio debe ser del pueblo y los trabajadores.
Mientras este es el escenario de desigualdad que se legitima y naturaliza, el Macrismo se ha quedado con lo mejor de las políticas públicas del Kirchnerismo y lo ha sostenido sobre la palabra “relanzamientos” “adecuación”, como ser el caso de las políticas de ciencias y tecnología, los Programas sociales, precios cuidados, más precios claros, Procrear, etc. Mientras esto sigue, también aumenta el déficit público que intenta “ayudar” a la desigualdad que se le reproduce casi exponencialmente y a diario. “ayudar”, ”no incluir”.
El blanqueo de capitales, la ecuación a favor de los jubilados, naturalizó el proceso de transferir acciones a sectores privados, lo que representa la primera prueba de privatizar anclando demandas sociales legitimas a necesidades del sistema financiero.
Hasta hoy lo único que queda del sinceramiento de Macri es el estilo diferenciado del diálogo que sostenía el Kirchnerismo ante sus adversarios. El intento del Macrismo de dejar al Congreso Nacional fuera de juego con su Acuerdo con un grupo empresarial, suplantando la Ley Anti despido fue un ejemplo contundente de mostrar su verdadero rostro ante los poderes del propio Estado.
Es que la cultura política de los Ceos del PRO, devenidos en Ministros, tienen diferencias sustanciales con los funcionarios que antes reportaban a la construcción política como identidad de base política partidiaria. Mientras que los Ministros del Kirchnerismo sustentaban sus argumentos en bases doctrinarias y sentidos orgánicos del orden de la Jefa, los ministros actuales se sustentan entre el Neoliberalismo Ortodoxo y el Pos Neoliberalismo que puede admitir cierto respeto por la desigualdad, pero sólo como problema e indicadores cuantitativos.
Coyunturalmente la aparición de Cristina proponiendo un “frente patriótico”, fue solapada más tarde con la Ley anti despido, la movilización sindical nacional unificada y los bajos decibeles de los papeles de Panamá. Si bien la aparición de Cristina sorprendió a propios y extraños, es decir, demostró que efectivamente había un fondo de reserva de “fe” (que tal vez ni el propio Kirchnerismo imaginaba) colapso el día de los bolsos y hoy solo resabios de confianza militante la acompañan. Es tal la magnitud del solipsismo de la ex mandataria que tiene que enfrentar en primera persona su propia defensa.
Es indiscutible objetivamente que una vez que se declarara la estabilización de la inflación, se pretenderá disociarla de la recesión ya consolidada, será entonces que el promedio de los acuerdos alcanzados en el primer semestre en paritarias (en gran parte de los sectores de la economía pública y privada) comenzará la política del ciclo de incentivo al consumo. A este se lo llamará crecimiento. Pero este aparente incentivo ocurrirá a partir de la expansión también estabilizada y garantizada para el sistema financiero que buscará trasformar a los consumidores en beneficiarios de múltiples ofertas de créditos bancarizados a través de tarjetas de todo tipo. Esta será una forma que adquirirá el ser ciudadano.
En este escenario la oportunidad de obtener créditos aumentará y llegará al límite de la fantasía de creer que se puede disponer de un consumo futuro de forma casi ilimitada. Este es la esperable conducta de una ciudadanía bancarizada y que deberá aprender que la economía financiera se introduce en la vida cotidiana mediante los denominados “intereses” que para muchos los volverá a dejar al finalizar el ciclo de esta forma económica, allí mismo donde empezaron.
Por Ignacio Guillotin para Observador Central