Año 7 / Edición XLVI / Argentina / 08-11-2021 / ISSN 2422-7226
Por Carolina Vita para el Observador Central
Cometierra es el apodo de la joven protagonista que le da el nombre a esta novela de Dolores Reyes, que a través de ingerir tierra puede ver como murió o que le ocurrió a la persona que estuvo en esa tierra. A partir de eso ayuda a buscar a mujeres que desaparecieron y cuyos familiares aún no tuvieron justicia.
La autora estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires, reside en Caseros en Provincia de Buenos Aires y se inspiró en la novela a través de la frase de un compañero en un curso literario que hacía con otra reconocida autora Selva Almada. Cuando dijo “tierra de cementerio” se imaginó a la joven cometierra de espaldas comiendo tierra con los ojos cerrados y automáticamente dió vida a este libro.
A través de un dialecto típico de barrios del conurbano y de personajes jóvenes, vemos cómo atraviesa sus propios problemas con su familia, sus amigos; y es sorprendente cómo logra captar la esencia de la vida en el barrio y los problemas que se enfrentan.
Cometierra comienza la historia viendo a través de su poder el propio femicidio de su madre por medio de su padre, y tiene como esta disyuntiva con su propia capacidad, pero finalmente la utiliza para ayudar a las personas a cambio de dinero, e intenta resolver femicidios que la policía no puede o no intenta resolver.
En medio de un panorama donde la lucha de las mujeres se hace cada vez más presente en las calles con el movimiento de “Ni Una Menos”, la autora fue armando y creando esta historia, a través también de sus propios miedos. Cometierra llegó a traducirse al inglés y la historia se comercializa en Estados Unidos y en otros países latinoamericanos, incluso en España.
El barrio y la familia, son dos cosas que no solo están muy presentes y marcadas en esta primera novela de la autora, sino también son aspectos que conforman la cultura y el día a día en barrios como los del conurbano. Walter es el hermano mayor de la joven y mantienen una relación de protección y camaradería entre ellos debido a que solo se tienen a sí mismos, la relación con el barrio también es muy fuerte, todos se conocen y se ayudan cuando lo necesitan. Tanto es el apego con el lugar que incluso el apodo Cometierra se lo ponen los vecinos.
Son hijos víctimas de un femicidio, y no es un detalle menor. Leer a Dolores en su primera novela por momentos puede ser angustiante, porque ocurren cosas que son lamentablemente cotidianas. Aún así logra poner en palabras lo que ocurre cuando una mujer muere en manos de la violencia y cómo luego de eso la institucionalidad sigue siendo un problema para obtener justicia. Muchas hijas de víctimas o mismo víctimas se acercaron a la autora luego de leer la novela, y no se reconocieron hijas de un femicidio hasta ese entonces cuando se vieron reflejadas en ambos protagonistas.
La novela tiene de todo: problemas sociales, amor, tristeza y muchas veces también esperanza. Le da voz a aquellas mujeres que ya no la tienen o que se las quitaron, es un relato crudo que se lee con rapidez ya que es una novela corta pero que contiene muchísimas emociones, un toque de fantasía y conexión con la madre naturaleza, que sin dudas va a transformarse en un clásico contemporáneo en un futuro, escrito por una mujer, sobre mujeres y con un lenguaje conurbanense.