Año 7 / Edición XXXI / Santa Cruz / 26-07-2021 / ISSN 2422-7226
Con intervención del equipo editor del Observador Central
El “gran gato americano” está en los titulares de toda la Patagonia. En el Lago Argentino, cercanías de El Calafate, se observó un ejemplar de la especie “navegando” sobre un témpano. De pronto la polémica se apoderó de las redes. ¿Se encontraba el felino en riesgo? ¿Es normal observarlos bajo dichas circunstancias? Como disparador de debate, se consultó a productores agropecuarios y a ecologistas conservacionistas sobre la actualidad del gran carnívoro de la cadena alimentaria de la región. En el Noroeste de Santa Cruz es una especie frecuente, su rol en la naturaleza, la caza indiscriminada y la posibilidad de explorar una presencia que se remonta a miles de años en estepas y cañadones con la producción ganadera.
Todos los testimonios concuerdan en una verdad transversal a profesiones, emprendimientos económicos y situación geográfica: El felino autóctono es un animal extremadamente inteligente. Prueba cabal de ello es su tendencia a evitar cualquier tipo de contacto de interrelación con el ser humano, desconfía del mismo, trata de evitar el conflicto hasta las últimas consecuencias. Un Puma, tiene que estar muy acorralado, demasiado invadido en su terreno o a segundos de ver afectadas sus crías para tomar medidas de ataque contra un visitante, porque si hay algo en esta relación conflictiva que debe aclararse antes de comenzar el envío es la siguiente verdad, el “león” es el local, el dueño del territorio y nuestra especie juega las veces de hostil foráneo. Ante la preocupación lógica por la salud del felino avistado por turistas camino al canal Upsala, las noticias fueron alentadoras, como gran nadador que es, espera un momento de calma en las aguas para volver a tierra firme, según el comunicado de Parques Nacionales.
Durante años, décadas y hasta podría arriesgarse un siglo bien entrado, Santa Cruz se fue poblando, armando y planificando según sus emprendimientos ganaderos, con especial énfasis en los ovinos. Los precios internacionales de la lana y la calidad suprema de la carne del mismo, hicieron poblar de merino escocés, entre otros, a los 243.000 kilómetros cuadrados santacruceños. Mucha estepa, mucha pradera para pastura y también salpicado de cañadones, donde el Puma se instala y debido al camuflaje y lo silencioso de sus movimientos, campea cómodo. Es el depredador natural del Guanaco y una medida de control de sus poblaciones. También depreda el ganado ovino, ya que es tan inteligente que solamente muy desesperado por hambre puede atacar a una res bovina. Los vacunos son capaces de plantarse y ofrecerle combate, sus pezuñas pueden llevar a una herida definitiva en la vida de un felino, que depende de sobremanera de su condición física para cazar. Al evaluar riesgo-beneficio, prefiere la mansedumbre del ovino a la hora de cazar.
A continuación, apreciamos voces referentes a la cuestión, con especial énfasis en la cuestión del turismo ecológico. En décadas pasadas, el Puma estuvo a punto de desaparecer de nuestra fauna, y aparentemente a falta de estudios consolidados, hoy goza de mejor salud en Santa Cruz.
Sebastián Di Martino (Fundación Rewilding Argentina):
“Los depredadores tope, los que habitan la cima de la cadena alimentaria, tienen roles ecológicos que son fundamentales, que definen los mismos. El Puma es una especie clave. Por ejemplo el Cóndor, depende como carroñero de los restos de las presas (guanacos sobre todo) que captura este gran felino. Es un proveedor de otras especies, en su rol de gran carnívoro. Además regula el número de herbívoros, lo cual ayuda a la vegetación, que es un tema no menor; la ausencia de un cazador de este tipo en la cima de la cadena alimentaria se traduce en degradación y desertificación. Un ecosistema donde hay pumas nos ayuda a hacer frente al cambio climático global, porque la vegetación se encuentra en mejores condiciones, la misma genera la fotosíntesis que captura el dióxido de carbono de la atmósfera, principal gas causante del efecto invernadero. A la vez, elimina a los animales débiles o enfermos, entonces aquellos que tienen una enfermedad o patógeno duran menos en el ambiente porque los mata el puma, entonces esas enfermedades se dispersan menos, y el ecosistema está más sano. Los grandes carnívoros evitan la proliferación de pandemias. Resumiendo la importancia de su presencia ayuda a prevenir la pérdida de biodiversidad de especies, la crisis de cambio climático y la crisis de aparición de Pandemias”.
Además, Di Martino valora el rol del felino como agente de desarrollo turístico, “hoy es cada vez más la gente que paga por avistaje respetuoso de especies de este tipo. La observación de fauna es una industria sin humo virtuosa, los grandes carnívoros llaman la atención. El ecoturismo es el futuro, y en Brasil se lo usa en base al Yaguareté, que hace entrar siete millones de dólares anuales en Pantanal, región del país vecino. Si nos venimos más cerca, las torres del Payne, del lado chileno, también se genera divisas mediante el avistaje de pumas”. El conservacionista no niega un conflicto claro entre este depredador y la ganadería “el tema es cómo solucionarlo. Los Estados incentivan caso Chubut y Río Negro, que pagan por la cabeza del puma, con métodos de control irracionales que no discriminan entre el animal problema, y el animal no problema. Métodos de más de 100 años de antiguedad, usando armas de fuego o métodos todavía peores como el envenenamiento. Lo que se ha visto es que el problema no se resuelve. Hay que promover la coexistencia con el depredador, no su eliminación. El empleo de perros protectores de ganado es fundamental, además de construir corrales anti depredadores con boyeros eléctricos. El uso de luces que ahuyentan a los pumas. Los métodos de prevención del daño son más eficientes que la eliminación indiscriminada”.
No todos los pumas, son un problema. Se han colocado formas de monitoreo en el Parque Patagonia, a través de collares satelitales en 15 ejemplares, y estos mayormente salen poco a propiedades privadas, y depredan muy poco. El 90 por ciento de su dieta son guanacos, y algo de choiques y caballos cimarrones. Sólo el 2 por ciento del alimento que consumen dichos felinos proviene de ovinos. No todos los pumas producen conflicto, por eso la remoción indiscriminada no ayuda.
Nicolás Mladineo (productor agropecuario zona de Tucu Tucu):
“El puma en nuestra región es bastante frecuente, aunque en mi emprendimiento no tanto, suelen entrar de manera eventual. Es un animal autóctono de la zona, jodido para las producciones ganaderas, porque cuando entra en un establecimiento rural una hembra recién parida con cachorros, como les está enseñando a cazar, te puede matar 25, 30 y hasta 50 ovejas de una vez. No lo asociamos con algo agradable, no nos resulta simpático para nuestra inversión porque nosotros producimos cordero, no puma. Es muy contradictoria nuestra visión con los conservacionistas. Mientras más lejos mejor el Puma, son un peligro y completamente enfrentados a nuestra producción. Los fundamentalistas de lo autóctono dicen que al Puma hay que dejarlo vivir porque estaba antes que nosotros, y eso es verdad. Pero la gente come carne ovina, no de puma y es toda una disyuntiva”. Completa con que “el animal es precioso, es la mascota que uno quisiera tener en la casa. Pero es anti productivo para nuestra rentabilidad y sustentabilidad, entiendo a los guardaparques y los defensores que quieran protegerlo y defenderlo, pero la realidad, y ningún productor te va a decir lo contrario, es que en el campo se los caza. La producción hay que cuidarla a como dé lugar. Yo personalmente no me los he cruzado nunca en el campo, y es cierto que con la vaca interactúan menos, porque les es más difícil; la cuestión es que los campos que no están en Cordillera muchos son válidos sólo para ovejas”.
Mariano Piñero (productor ovino zona Deseado):
“En nuestra región, que circunda a Puerto Deseado, no es tan común verlos. Se los ha perseguido mucho porque matan a las ovejas. La realidad es que hay cada vez menos, aunque es de reconocer que se alimentan principalmente de guanacos. Muchos los persiguen a través de jaurías de perros, y completan las faenas con balas, algunos también los envenenan. Donde generalmente habitan, es en los cañadones. El momento donde son más peligrosos, es cuando están enseñando a cazar, ahí pueden hacerte un desastre. En el noroeste son más abundantes, a la altura del Río Deseado. Yo me los crucé en dos ocasiones, y en una de ellas, el macho se terminó escondiendo debajo de la camioneta. No quieren saber nada con los seres humanos. Tenés que molestarlos mucho, o meterte directamente con los cachorros. Tengo mucho respeto por un animal tan majestuoso, no me gusta que se lo extermine, creo que merece respeto. Me llamó la atención verlo en un Iceberg, por más que son grandes nadadores, si está con hambre y débil no es una misión fácil nadar en aguas heladas”.
Fuente: Portal de noticias web “TiempoSur” – Por Mariano Tagliotti – 22/07/2021