¿Cómo los jóvenes antigüenses piensan, sienten y actúan en el actual contexto social que los ubica en el ojo del huracán? En pleno siglo XXI los jóvenes se ubican en el centro de la escena de la cultura local y se suele representarlos desde el sentido común como una problemática social por la negativa y con una mirada desesperanzadora. En la presente nota, abordaremos algunas consideraciones exponiendo las principales preocupaciones y satisfacciones que ellos mismos plantean del lugar dónde viven.
(Año 1/ Edición Nro. 50/ 15 de Junio de 2015/ Los Antiguos). El concepto de ‘juventud’ adquiere diversas significaciones en las diferentes culturas de la humanidad dadas con el paso del tiempo y en diferentes rincones del planeta. ¿Qué es ser joven hoy en Los Antiguos? podemos encontrar un sinnúmero de respuestas, aunque la tendencia generalizada es definirlo en contraposición a ser adultos y demandarles conductas de adultos, a la vez que una importante parte de la sociedad los mira con recelo o incertidumbre cuando no los tildan de “juventud pérdida”.
En esta nota, haremos foco en las narrativas de los jóvenes en situación de aula próximos a egresar del Colegio Secundario N°15 del ciclo lectivo 2014. Intentaremos demostrar qué estos, lejos de ser considerados una “generación pérdida” o “un grupo en riesgo inactivo” y “despreocupado” por sus proyectos de vida, evidencian que tienen proyectos a la vez que piden auxilio a las problemáticas de su generación. En síntesis, se trata de incorporar la perspectiva de los propios jóvenes conociendo qué sienten, qué piensan y desean en la construcción de una ciudadanía para la futura vida laboral y democrática que los contenga.
¿Qué se dice desde el Estado de los jóvenes?
Con un poco más de 6000 habitantes, Los Antiguos se caracteriza por la belleza natural de sus paisajes y por una tranquilidad envidiable que no ha quedado ajena a esta realidad que se plantea en torno a los jóvenes y su futuro de vida.
La perspectiva representada en el Estado Municipal nos señala preocupación y se declara que los jóvenes figuran como la prioridad número uno de la agenda local:”[…] Hay muchos que estudian, pero también algunos están desescolarizados. Les gusta mucho el deporte, hay mucho deporte que se potencia con jornadas escolares”.
Desde el Estado se destaca como el mayor valor cultural de los jóvenes que cuando quieren hacer algo, realmente le ponen muchas ganas y lo hacen bien. Semanas atrás se realizaron unas Jornadas para el Fomento de la Paz con la plantación de un olivo y bajo la premisa “Basta de Violencia”. Además alumnos de la EPJA asistieron a un encuentro sobre religión con representantes de todo el mundo.
Por otro lado, también admiten que hay problemáticas comunes, instalándose el problema de las adicciones como la más difícil. Desde la Secretaría de la Familia entienden que es “una enfermedad social, está metida en cada localidad. Padres, familia. Todo sale de la familia. Por eso desde la familia se debe empezar a trabajar, hacer un taller para padres, orientado para aquellos papás, llegar a un hijo adolescente. Profesional de trabajo social”.
…Y nuestros jóvenes ¿Qué piensan de ellos mismos de su lugar en el mundo?
A la visión de la juventud adulta, representada parcialmente en el Estado, se debe considerar la propia perspectiva juvenil. Ellos consideran que están conformes con la localidad donde viven. Lo reflejan en frases tales como “es tranquilo y seguro”, “es un lugar hermoso para vivir”, “aquí me siento cómodo, más aceptado”.
Asimismo como contrapartida plantean cuestiones tales como “No hay mucho para hacer”,“No hay actividades para los jóvenes”, “faltan eventos recreativos, espacios y no tenemos nada para hacer”.
Al ser consultados sobre el cambio que desearían hacer en planos de la comunidad sostienen en primer lugar en un 42% que lo que cambiarían de Los Antiguos son cuestiones relacionadas con la educación y un cambio de mentalidad de los jóvenes. Expresan frases tales como “cambiaría la falta de ofertas educativas de calidad como universidades, otras ofertas en educación secundaria”. Además de un “mayor nivel de preparación en la formación” en tanto mantienen una crítica y aguda mirada sobre ellos mismos, considerando “cambiaría la mentalidad de pensar de los jóvenes en relación con las drogas”. “Que los chicos se ocupen de hacer cosas más útiles, ya que no hay actividades que les gusten y se drogan”. Continúan “No todos los jóvenes somos iguales, falta motivación a algunos parece que la ‘NADA’ los invadió”.
En segundo lugar, lo que cambiarían serían rasgos culturales de su comunidad (16,4%) como “prejuicios”, “Pensamiento de la gente de vivir solo del Estado”, “es una sociedad muy negativa, hay un pensamiento muy cerrado”, “falta de comunicación”, “falta de intelectualidad por ser una sociedad ortodoxa”.
En tercer lugar modificarán cuestiones vinculadas al ámbito político (14,5%) expresadas en frases tales como “No hacen su trabajo, son infelices que se la pasan robando”, “algunos políticos sacaría de cargos comprometedores y pondría profesionales jóvenes con título”, cambiaria al “Intendente y ñoquis municipales”.
En tanto, con un menor valor porcentual, pero que aparece como preocupación de los más jóvenes es la problemática de falta de servicios públicos como hospitales, instituciones sociales, y fundamentalmente la falta de una planta de tratamiento de residuos cloacales, por considerar el actual insuficiente para tanta población.
Con respecto al futuro y a una visión sobre ellos mismos, cuando responden al interrogante, consideran que el futuro depende de ellos mismos en un 69%, y ubican en segundo lugar a la familia y los recursos económicos. En tanto, establecen que se imaginan en el futuro en casi un 60% de los potenciales egresados, expresando “estudiando en una institución universitaria o terciaria”, quedando en segundo lugar los que se imaginan “trabajando y estudiando”; es decir, que manifiestan que su futuro cercano lo imaginan positivamente orientados hacia la obtención de mayores niveles educacionales.
Reflexiones para considerar y aprender….
La problemática de la juventud, lejos de ser un mito, se ha instalado como una problemática social real y sensible. Se ha hecho carne en diferentes comunidades de toda la región y el país. Los Antiguos, no ha sido una excepción a la regla. Es que en un mundo donde cada vez más se construyen modelos que premian apariencias, en lugar de saber. En sociedades donde se celebra la inmediatez y se deja poco espacio para la paciencia, comunidades alejadas geográficamente de los grandes centros urbanos, atraídos por la prevalencia de este ‘clima posmoderno’ quedan atrapadas en las inextricables redes de una cultura de la apariencia y consumo desmedidos y tóxicos. Sociedades, Estados e individuos quedan así sujetos a las reglas del mercado que tiene a los jóvenes como sus principales destinatarios.
Lo que estamos diciendo es que el problema no es sólo una preocupación del Estado y de los propios jóvenes, sino que es un problema de toda la sociedad en su conjunto que decide como proyectarse hacia su futuro a partir de las actuales generaciones.
“Pintarse la cara color esperanza”
Los jóvenes de Los Antiguos se encontrarían en un momento de encrucijadas, producto de la etapa transicional propia del conjunto generacional y por la inminente toma de decisión educativa futura. Punto no menor, teniendo en consideración la ausencia de ofertas de nivel terciario/universitario en la localidad. Estos jóvenes, lejos de posicionarse desde una visión determinista de sus vidas, evidencian un alto interés, conocimiento e intencionalidad de construcción de un proyecto de vida futuro imaginándose estudiando y/o trabajando.
La pluralidad de sectores partidarios y en especial desde el plano estatal deberían construir consensos mínimos para colocar a los jóvenes en la agenda de gobierno que considere las miradas que ellos mismos sugieren. Ellos pintan su futuro con esperanza y estará en manos de las generaciones adultas propiciar los espacios, equilibrar las tensiones y regular el ritmo de la ascensión de los más jóvenes para dar lugar y transmitir el poder y privilegios de su generación a las generaciones venideras.
Por Melva Rodríguez para Observador Central.