Año 7 / Edición XXXIX / Santa Cruz / 20-09-2021 / ISSN 2 422-7226
Por Juana Sosa y el Equipo Editor del Observador Central
El desafío de mantener el cuidado de NNyA (Niñas, Niños y Adolescentes) fuera del mundo adulto y al mismo tiempo romper con tabúes y estereotipos. La hipersexualización de la vida cotidiana ¿Sólo sucede en las grandes urbes o es más común de lo que pensamos?
Antes de comenzar es necesario entender que la hipersexualidad es una preocupación excesiva por fantasías, impulsos o conductas sexuales que es difícil de controlar, provoca angustia o afecta, de manera negativa, la salud, el trabajo, las relaciones u otros aspectos de la vida.
El consumo de pornografía era un tabú hasta hace unos años atrás, las tecnologías de la comunicación abrieron las puertas del mundo de los adultos a los niños de una manera no muy sana, ya que con el paso de los años los límites y restricciones de horarios van cambiando; la presencia de la televisión prendida durante casi las 24 hs del día hace que el consumo de imágenes y diálogos sea muy distinto a las relaciones que tuvieron algunas generaciones a lo largo de la historia de nuestro país. Lentamente la línea entre el mundo que antes tenía algunas características particulares para niños y niñas; otras para adolescentes y un contenido específico para adultos va desapareciendo y eso trae aparejado cambios culturales.
Lo podemos ver reflejado en la imagen que se proyecta desde las pasarelas y las tendencias de moda global, ya que es muy bajo el nivel de consumo de productos audiovisuales locales, seamos honestos, los productos infantiles son de producción internacional, con lenguaje neutro en su doblaje y que presentan características que mucho se alejan de nuestra realidad nacional y mucho más provincial.
Sin ánimos de polémica pero sí con la intención de plantear el tema en nuestra vida cotidiana, es necesario pensar qué nos pasa como sociedad para que no podamos eliminar el abuso sexual, ¿será que no lo estamos atacando en la raiz?
En 2001 se realizó un estudio para el Ministerio de Educación británico donde se explica que el concepto de hipersexualización en la infancia se refiere a “la sexualización de las expresiones, posturas y códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”.
Entonces y a partir de esta definición surge la pregunta si la raíz del problema en nuestra sociedad argentina no se encuentra en la forma en que presentamos el mundo a nuestros NNyA, será acaso que la base de nuestras relaciones tienden a enfatizar el valor de las personas desde su acento en la dimensión sexual y se lo transmitimos así, sexualizando precoz y excesivamente, desde la infancia, casi sin notarlo. Cuando vemos publicidades donde las niñas son modelos para revistas con productos de adultas, donde los juguetes, muñecas o personajes de animales, tienen elementos propios de mujeres adultas, joyas, carteras , etc. Un aspecto muy dañino es que se les enseña a los niños y niñas a poner el acento en lo superficial y en los atributos del área de la sexualidad para obtener ciertas interacciones o alcanzar ciertos objetivos.
Existen elementos que nos permiten identificar el fenómeno: Cuando el valor de las personas proviene de su atractivo o comportamiento sexual por sobre las otras características particulares; cuando se igualan conceptos como el atractivo físico con “ser sexi”; cuando objetivamos a las personas hasta convertirlas en una cosa para el uso sexual de los demás, carente de la capacidad de tomar decisiones independientes sobre sus acciones, lo que produce, a veces, iniciarse en la vida sexual por que lo determina una edad cronológica o el deseo sexual por sobre la capacidad de compartir con otra persona de forma placentera y libre.
Las recomendaciones desde APA (American Psychological Association), conocer y mirar con ellos, los productos que consumen los NNyA, evitar vestirlos con vestimentas de “tipo adulto”; evita exponerlos a contenidos sexualizados en los medios (televisión, radio, internet, etc); dialogar y explicar a los niños sobre lo que aparece en los medios, a fin de poder reflexionar en torno a estos contenidos; revisar constantemente las acciones que se transmiten a los hijos, respecto a dónde ponemos el acento en las personas. Es tal vez más importante dialogar acerca de dónde radica el valor de las personas en general y de cada uno en particular y, por último, promover una autoestima saludable basada en elementos integrales de la personalidad de NNyA.
Dialogar sobre el concepto de belleza desde valores humanos que se centren en el valor de los demás como personas integrales, evitar comentarios sobre los cuerpos perfectos, alimentar la riqueza de las diferencias como particularidades. Y por sobre todo buscar y realizar juegos y acciones que puedan contrarrestar la influencia de la hipersexualización, rescatando libros, imágenes o músicas alternativas que se diferencien de los contenidos que contribuyen a esta influencia.