Año 7 / Edición XLI / Caleta Olivia / 04-10-2021 / ISSN 2422-7226
Por el Equipo Editor del Observador Central
Tras una entrevista con algunas mujeres que fueron madres a temprana edad, nos adentramos en su realidad y percepción de su propia maternidad desde afuera y hacia adentro.
No es un secreto que la maternidad en mujeres jóvenes durante varias generaciones ha sido considerada como una especie de tabú, sin embargo, en la actualidad es cada vez más común ver mujeres todavía en sus 20 ejerciendo la maternidad. Si bien es profundamente aconsejable una planificación familiar previa y la concientización sobre los diversos métodos anticonceptivos para la prevención de embarazos no deseados, la concepción no planeada también es una realidad y se puede dar por diversos motivos. La decisión de llevar adelante un embarazo en estas circunstancias puede resultar dificultosa por diferentes razones, pero entre ellas se destacan particularmente el prejuicio social sobre las implicancias de ser madre, todavía arraigado en algunas comunidades, y el riesgo de tener que llevar adelante el trabajo sola.
Uno de los pensamientos más recurrentes al momento de recibir la noticia es el miedo, a razón de diversos motivos, que pueden ser la incertidumbre del futuro, los gastos a afrontar y una posible mala reacción por parte de la familia. En este sentido es que se presenta otra de las dificultades de ser madre a temprana edad, ya que según señalan las entrevistadas el hecho de estudiar no siempre va en sintonía con ser madre y en ocasiones pueden verse complejizadas ambas tareas, no obstante destacan que el trabajo vale la pena y que nada es más satisfactorio que el poder apreciar de primera mano los eventuales progresos que vienen con el crecimiento de un hijo, pudiendose tildar la proeza de hacer ambas cosas como doblemente meritoria.
Cuando hablamos de mujeres que son madres a temprana edad, es frecuente encontrarnos con expresiones como “mamá luchona”, rotulo usualmente asignado a aquellas mujeres que se ven en la obligación de sobrellevar la maternidad en solitario, sin una figura paterna presente y con todo lo que esto conlleva, este término suele emplearse también de manera irónica o a modo de chiste hacia aquellas mujeres que no cumplen con su rol de madre como socialmente se considera debido. Casualmente, en este aspecto, todas las entrevistadas coinciden en que no se contemplan las mismas exigencias a nivel social para quienes son madres como para aquellos que son padres, siendo perceptible en este segundo caso una “mayor libertad” en cuanto a las responsabilidades de los mismos.
La labor de ser madre representa de por sí un sin fin de cambios en la vida de una mujer, su rutina y su trabajo, también se precisan una cantidad de cualidades y aptitudes que no todas poseen y por ello es imprescindible pensarlo bien y ser precavido, con respecto a esto, una de las entrevistadas considera importante destacar también la importancia de estar económicamente preparada al momento de decidir ser madre, pues contrariamente a la creencia general, un hijo no vive únicamente de amor.